Venezuela, cuya producción cinematográfica se encogió tras un "boom" en los años 70 y 80, decidió abordar otro vagón en el tren de la industria y ofrecerse como "el mejor combo (conjunto) del Caribe", según sus promotores.
"En 1995 las filmaciones provenientes del exterior dejaron dos millones de dólares en Venezuela", dijo a IPS Abdel Guerere, vicepresidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía. "Esperamos en 1996 llegar a ocho millones" de dólares, agregó.
El presidente del Centro, Sergio Dahbar, no oculta su entusiasmo por lo que el desembarco de cineastas extranjeros, que filmaron 39 largometrajes en Venezuela entre 1987 y 1995, puede representar para el desarrollo de la industria nacional del cine.
Aún cuando el ingreso de divisas sea modesto, "disemina dinero en pequeños artesanos y empresas que se benefian con la llegada de los equipos de producción", observó Dahbar a IPS.
Para los técnicos venezolanos, "representa la oportunidad de trabajar con otros cineastas, con nuevas técnicas y desarrollos de la industria. Un buen técnico podría vivir sumando lo que le paga una producción local y una extranjera, y eso repercutirá en su profesionalismo y calidad de nuestro cine", asentó Dahbar.
El entusiasmo cobró alas desde que en 1989 la Walt Disney filmó en la Amazonía venezolana la "Aracnophobia" de Steven Spielberg, dirigida popr Frank Marshall.
En 1995, se tradujo en la creación de una "Film Commission" o Comisión Fílmica, organismo estatal que promueve al país como locación para filmaciones.
La promoción de Venezuela como plaza para filmaciones "busca aprovechar que aquí hay en un solo país, paisajes como la selva amazónica, las cataratas, sabanas y tepuyes del macizo guayanés, grandes ríos y llanuras, islas, playas, montañas y hasta desiertos", dijo Guerere.
Los tepuyes, sobre uno de los cuales se filmó Aracnophofia, son montañas de paredes verticales y cumbres aplanadas con flora y fauna prehistóricas. Venezuela se precia de tener las más espectaculares entre los países guayaneses.
Argumentos que calzan con los cinematográficos emplean los organismos estatales y privados que promueven el turismo para vender a Venezuela como "el secreto mejor guardado del Caribe", pues además de playa ofrece selva, llanos y montañas, aunque casinos todavía no.
"Venezuela además tiene una variedad étnica que no puede ofrecer a un cineasta una isla caribeña de habla inglesa con la que rivalizaríamos en playas", sostuvo Guerere.
De otro lado "Venezuela tiene una industria que ha dejado personal técnico capacitado, dos grandes laboratorios y facilidades para la post-producción: todo lo que se necesita para proponerse como un país audiovisual".
Pero un obstáculo surgió desde fines de marzo, cuando el estatal Instituto de Parques exigió pagos a las empresas por filmar en las instalaciones bajo su cuidado, reproduciento una polémica internacional entre cineastas y ambientalistas.
"En casi ningún otro país del mundo se cobra por filmar en un parque nacional, y Venezuela no sólo lo hace sino que cobra tarifas caras, con las que poerde ventajas competitivas", deploró Guerere.
La compañía francesa "Nos Vos", trabajando para una empresa de Japón debió pagar 500.000 bolívares (1.700 dólares al cambio oficial pero sólo 1.000 al paralelo) por filmar en dos días 40 minutos de imágenes del Parque Canaima, recordó Guerere.
"A mí no me parece mucho dinero para gente que despliega aeronaves para filmar en tepuyes, además de que necesitamos recursos para la labor de preservación de esos ambientes", terció Oswaldo Peraza, presidente del Instituto de Parques.
La polémica quedó servida al anunciarse que la Disney se apresta a regresar a Venezuela para filmar un remake de "Un indio en la ciudad", del francés Hervé Palud, justamente en el Parque Canaima (donde está el Salto Angel, la catarata de 1.000 metros) y bajo la dirección de John Pasquin.
El Instituto de Parques cobra 6.300 dólares (al cambio oficial), "una contraprestación que parece justa, porque esa no es una película que van a distribuir gratuitamente para ayudar a la Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia)", ironizó Peraza.
"Lo importante es que trabajemos en conjunto para que no se frene el impulso de Venezuela como país audiovisual, potenciado con la labor de la Film Commission", pues de los 39 largometrajes extranjeros acogidos desde 1987 once se rodaron el año pasado, indicó Guerere.
El novel organismo venezolano acudió en marzo a la "Location Expo" en Los Angeles (Estados Unidos) y atrajo para los escenarios venezolanos el interés de unos 600 de los 3.000 productores de cine, televisión y vídeo que participaron en esa feria de las locaciones. (FIN/IPS/hm/dg/cr/96)