ARGENTINA: Modelo económico sale de terapia intensiva

Sacudido por la crisis mexicana hace seis meses, el modelo económico argentino muestra sutiles signos de recuperación, pero expertos independientes advierten que es temprano para cantar victoria y califican como demasiado optimistas los pronósticos oficiales.

Tras una caída de 5,5 por ciento en el producto interno bruto en 1995, el gobierno espera un crecimiento de cinco por ciento para éste año. Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) y varios economistas argentinos sacuden la cabeza con escepticismo.

El FMI proyecta para 1996 un crecimiento de 2,5 por ciento, la mitad de la estimación oficial. Los vaticinios privados se ubican entre dos y 3,8 por ciento, aún cuando los consultores observan algunos síntomas de reactivación en la construcción, el crédito y la industria automotriz.

"Los primeros síntomas de reactivación son difíciles de percibir, pero están", aseguró el economista Juan Alemann, cercano al gobierno.

"Un buen signo es el consumo creciente de energía, los paseos de Semana Santa y los comentarios de empresarios que dicen estar vendiendo más", añadió.

El secretario de la Unión Industrial Argentina, Diego Videla, advierte una mayor actividad en sectores de bienes durables, en automotores y, en menor medida, en la construcción, todos relacionados con la reactivación del crédito.

"Sólo vemos pequeños indicios, pero no hay suficientes datos estadísticos que nos permitan decir que estamos en un período de franca recuperación", aclaró.

La cautela estaría basada en el comportamiento de algunas variables, como el poco previsible balance fiscal, el recurso casi permanente al endeudamiento externo y la dependencia brasileña del comercio exterior.

La deuda externa total argentina, superior a 100.000 millones de dólares, es una de las que crece más rápido en la región. En los próximos años se acumulan vencimientos por un promedio cercano a los 8.500 millones de dólares cada 12 meses.

El mercado brasileño, que está mostrando signos de desaceleración este año, se tranformó en un conducto vital para el comercio exterior argentino, que en 1995 derivó 26 por ciento de sus exportaciones a ese destino.

Otra de las alarmas proviene de las cuentas públicas. El gobierno se comprometió ante el FMI a que su déficit para todo 1996 no supere los 2.500 millones de dólares.

Pero el economista Ricardo López Murphy calcula que el desequilibrio llegará a 5.000 millones si el gobierno no consigue aumentar la recaudación, disminuir los gastos en provincias, ni privatizar empresas que aún quedan en la órbita oficial.

Justamente con la meta de aumentar la recaudación y reducir gastos, el equipo económico que lidera el ministro Domingo Cavallo dedicó 48 horas de retiro a estudiar la manera de ahondar en estos objetivos en los próximos meses.

Presionado por la recesión y el aumento del desempleo que en la última medición llegó a 18,6 por ciento, Cavallo no descarta la posibilidad de imprimir un sesgo más activo a su política mediante planes de empleo y créditos para consumo.

El solitario objetivo de recaudar más y gastar menos no alcanza para revertir la caída en la producción en un momento en que la actividad económica está jaqueada por la parálisis que siguió aquí a la devaluación mexicana.

En los últimos días, miles de inquilinos se esperanzaron con el anunciado proyecto de alquiler con opción a compra que existe en Chile y Brasil para la adquisición de una vivienda propia. Si se aprueba el plan, quienes alquilan podrían depositar la renta mensual como una cuota para la compra del inmueble.

De esa manera, se daría un fuerte impulso al crédito bancario y a la industria de la construcción que emplea gran cantidad de mano de obra. Actualmente, el crédito es casi una fruta prohibida debido al alto nivel de las tasas.

Ubicado entre 14 y 40 por ciento anual, el costo del dinero sigue siendo demasiado alto en un país donde el índice de inflación anual es menor a cuatro por ciento.

Cavallo también dio un renovado impulso a los estudios para el lanzamiento de un plan de obras públicas ya anunciado por el presidente Carlos Menem hace mas de un año, todavía sin indicios de ejecución.

No obstante las intenciones, es difícil para los observadores avalar las proyecciones de un crecimiento de cinco por ciento como espera el gobierno. Pero creen en cambio que en 1997 Argentina habrá recuperado el ritmo de 1991-94, cuando creció siete por ciento anual.

Por ahora sólo se animan a asegurar que el "paciente", hospitalizado luego de la sacudida mexicana, salió de la terapia intensiva y muestra síntomas de una recuperación que deberá seguir su curso de manera sostenida para merecer el "alta médica" de los que la miden de cerca. (FIN/IPS/mv/ag/if/96)

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