El presidente de Argentina, Carlos Menem, podría seguir en su sillón en el próximo milenio si prospera una iniciativa oficialista rechazada por la oposición pero que contaría con el visto bueno de Estados Unidos y el tácito aval del interesado.
Menem asegura que en 1999 volverá a su provincia natal, La Rioja, pero hace una semana su inconsciente lo traicionó. Refiriéndose al proyecto reeleccionista de su par brasileño Fernando Henrique Cardoso, declaró que ningún presidente reconocería públicamente su intención de ser reelegido.
En ese marco, un grupo de legisladores del gobernante Partido Justicialista identificados como "menemistas" se reunieron este martes con el mandatario para estudiar la posibilidad de prorrogar su gestión por un tercer período, una situación prohibida por la Constitución.
El diputado menemista César Arias admitió éste martes que el oficialismo cree que podría convocarse a una consulta popular para eliminar la cláusula constitucional que impide una segunda reelección.
Entretanto, el embajador argentino en Washington, Raúl Granillo Ocampo, anticipó que en Estados Unidos se vería como "excelente" una eventual reelección, debido a la imágen positiva que tiene el mandatario entre inversores y gobierno como "padre del modelo económico".
Granillo hizo sus declaraciones a una radioemisora de Buenos Aires, en el segundo día de gira por Estados Unidos del gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, el candidato "natural" del oficialismo para suceder a Menem en la presidencia a partir de 1999.
La Unión Civica Radical y el Frente País Solidario, los dos mayores partidos de oposición, alertaron sobre la ofensiva oficialista y rechazaron de plano la posibilidad de respaldar cualquier iniciativa en ese sentido.
La senadora del Frente Graciela Fernández Meijide advirtió que el debate podría culminar en la Corte Suprema de Justicia y allí, donde el gobierno cuenta con una mayoría adepta, podría ganar rápido curso.
Paradójicamente, el proyecto se apoyaría en una de las novedades que aportó la reforma constitucional de 1994, que al tiempo que posibilitó la reelección de Menem por un segundo período, habilitó mecanismos de participación directa del electorado como el plebiscito.
La nueva Constitución establece que el Congreso puede convocar a una consulta popular para la aprobación o rechazo de un proyecto de ley que, en caso de ser avalado por una mayoría, se convierte automáticamente en ley. De allí se toman los que trabajan en la llamada "re-reelección".
Sin embargo, para algunos constitucionalistas, incluso oficialistas, la reglamentación de la consulta no puede chocar con artículos clave, como el que establece que el presidente sólo puede ser reelecto una vez en forma consecutiva.
El artículo fue redactado por la Unión Cívica Radical, para asegurarse que la ambición presidencial sólo llegara hasta 1999.
También colisiona con la ley que prohíbe expresamente que un llamado a reforma constitucional, como el requerido para eludir el artículo que establece la reelección por una sola vez, pueda ser realizado a través de una consulta popular y no del llamado de los dos tercios del Congreso.
El constitucionalista del oficialismo Juan Maqueda explicó que se puede llamar a una consulta por la reelección pero aún cuando el resultado sea favorable, no puede haber reelección sin reforma constitucional, ni reforma sin el llamado parlamentario que plantee la necesidad de la misma.
Los expertos entienden que la Carta no puede reformarse cada tres años para ajustarla a las necesidades de un gobierno y, menos aún, se la puede someter a modificaciones que dependan de estados de ánimos circunstanciales de un electorado.
En 1994, tras de más de tres años de gestión del Partido Justicialista, la Constitución se reformó con el criticado apoyo del ex presidente radical Raúl Alfonsín, entonces máximo dirigente de la oposición.
El acuerdo para la reforma fue considerado un triunfo anticipado de Menem, quien efecticamente fue reelecto en mayo último con un respaldo de 50 por ciento, y el inicio del ocaso del radicalismo, que cayó hasta el tercer lugar en la elecciones presidenciales por efecto del polémico pacto.
Esta vez, la oposición se manifestó en bloque contra cualquier proyecto que habilite una nueva reelección.
Pero como adelantó el diputado radical Mario Negri, aún cuando no exista ningún resquicio constitucional que lo permita, "en el menemismo, todo es posible". (FIN/IPS/mv/ag/ip/96)