ARGENTINA: Gobierno teme agravamiento de crisis carcelaria

El gobierno de la provincia argentina de Buenos Aires, donde permanecen amotinados más de 5.000 presos dirigidos por peligrosos reclusos, advirtió hoy que se trata de evitar un baño de sangre, pero el límite del diálogo será un eventual intento de fuga de los involucrados en la rebelión.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, admitió que los 27 rehenes que están bajo custodia de los internos "corren riesgo de muerte" y añadió que se ordenó al servicio penitenciario para que refuerce la vigilancia desde el exterior de los penales.

A su vez, los jefes del motín amenazan con hacer estallar un kilogramo de trotyl si la vigilancia se refuerza, una advertencia desoída por las autoridades, que no dan crédito a la posibilidad de que los internos posean el explosivo.

"No ponemos plazos, preferimos seguir dialogando porque queremos evitar un baño de sangre. No obstante, tenemos un límite claro, no vamos a permitir fugas masivas", dijo Duhalde, luego de confirmar que hasta ahora sólo se han registrado dos muertes dentro de los penales.

Las negociaciones entre las autoridades y los amotinados se dilatan debido a la falta de un grupo cohesionado en los reclamos.

Segun explicó Duhalde, los delegados cambian todo el tiempo y piden cosas "disparatadas", lo que hace suponer que podrían estar avanzando en un plan de fuga masiva.

"Piden que los delitos penales sean excarcelables, que los reincidentes en el robo de automóviles puedan gozar de la libertad condicional y otros disparates descabellados que no podemos aceptar", sostuvo el gobernador, al mismo tiempo que alertó sobre la peligrosidad de los cabecillas.

"Sabemos que son gente decidida a todo porque saben que van a pasar el resto de su vida en la cárcel y entonces están 'jugados' como se dice en la jerga penal", añadió.

El conflicto carcelario se desató el sábado en el penal de Sierra Chica, en la provincia de Buenos Aires, luego del intento frustrado de fuga de un grupo de presos. El conato derivó en un motín en el que se levantaron reclamos de mejores condiciones de prisión y reducción de penas.

El movimiento rebelde se extendió a una decena de cárceles de la provincia y a otras del interior del país y de la capital. Más de 5.000 presos están este jueves involucrados en amotinamientos y otros 5.000 participan con medidas de fuerza tales como huelgas de hambre.

En total son 17 las cárceles en conflicto, pero el foco de tensión se registra en la provincia de Buenos Aires, donde hay una superpoblación carcelaria de 40 por ciento y más de 70 por ciento de los reclusos son procesados sin condena.

Más concretamente, el epicentro es Sierra Chica.

No obstante, los cabecillas de los levantamientos no son procesados sino condenados a largos períodos de prisión. Uno de ellos es Jorge Brandan, de 28 años, que está preso desde los 16 en Sierra Chica y este miércoles amenazó con matar a un rehén si no le permitían ver a su madre.

El pedido, que fue satisfecho por los guardias, se repitió en la tarde, cuando su madre ingresó por segunda vez al penal. Pero Brandan, que tiene una pistola calibre 45 en su poder, es acusado ahora de haber asesinado a Agapito Lencinas, una de las dos víctimas fatales que se resgistraron desde que comenzó la crisis.

Lencinas fue asesinado por Brandan cuando intentó entregarse a los guardias en desacuerdo con el motín.

De inmediato, Brandan amenazo a los guardias con matar a la jueza María Malere, uno de los rehenes, si no devolviín a Lencinas. Presionados por la amenaza, los custodios entregaron al preso, que fue acribillado a balazos.

La otra víctima fatal es Sergio Moreno, que fue muerto en una pelea con otro cabecilla del movimiento en el penal de Mercedes, conocido como Rudy Cardoso, quien perdió un ojo en el enfrentamiento.

Tanto Brandan como Cardoso fueron vinculados por las autoridades con peligrosas bandas delictivas con las que mantienen contactos desde adentro de la cárcel mediante teléfonos celulares.

Los cabecillas, que forman parte del sector "duro" con el que negocia las autoridades, son un grupo minoritario. El resto se divide entre los que se atrincheraron en la capilla de Sierra Chica y en otros pabellones por temor a los jefes, y los que se pliegan por temor.

Estos últimos conforman el grupo mayoritario y permanecen en los calabozos, según trascendió por la versión de guardias.

Las autoridades penitenciarias consideraban este jueves que la situación es cada vez más crítica debido a la peligrosidad de los presos y al elevado número de rehenes, que los inhibe de intentar un asalto al penal tomado.

Los funcionarios del gobierno bonaerense señalan, por su parte, que el verdadero número de víctimas fatales sólo se conocerá cuando termine la pesadilla y se proceda al recuento de prisioneros. (FIN/IPS/mv/ag/ip/96)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe