Un médico policial argentino acusado de aplicar torturas durante la represión ilegal perpetrada durante la dictadura militar (1976-83) fue baleado hoy por dos desconocidos identificados luego como miembros de una organización izquierdista.
Se trata de la primera vez que un represor es blanco de un ataque directo de tal gravedad por parte de quienes se consideran sus víctimas. Hasta ahora, los involucrados en la represión clandestina sólo recibían insultos o golpes espontáneos cuando eran reconocidos en la calle.
El médico Jorge Vergez, acusado de torturas, robo de niños y falsificación de partidas de nacimiento, recibió una balacera en el tórax, los órganos genitales y las piernas y permanece internado en grave estado.
Pocas horas después del ataque, la Organización Revolucionaria del Pueblo se adjudicó el ataque mediante un comunicado enviado a un canal de televisión por cable y lo calificó como la ejecución de una sentencia de muerte a un torturador del pueblo.
Adriana Calvo de Laborde, una de las víctimas de Vergez que sobrevivió a las torturas en 1977, repudió el ataque por considerar que "sólo sirve para justificar el terrorismo de Estado" contra las organizaciones políticas.
"Sería hipócrita decir que me apené' por el atentado, señaló Calvo e indicó que el médico no hubiera sido atacado si estuviera preso por los delitos que cometió.
La mujer recordó que estuvo detenida en una comisaria hasta el día de su parto, cuando fue maniatada por colaboradores de Vergez.
El alumbramiento ocurrió en una mesa de cocina y fue realizado mediante modales brutales. "Dentro de los personajes nefastos que conocí durante mi cautiverio, Vergez me impresionó como el más frío y temible", señaló Calvo.
Entretanto, la justicia anticipó que se trató de un ataque previamente planificado, aunque cometido por gente no profesional. Tras el tiroteo, los atacantes incendiaron el vehículo en el que se trasladaron y lograron huir.
La esposa de Vergez relató que salía con su esposo de su domicilio en la localidad de Quilmes, provincia de Buenos Aires, cuando dos hombres se bajaron de una camioneta disfrazados y dispararon a su marido.
La mujer dijo que habían recibido amenazas, pero eludió responder cuáles eran sus sospechas respecto de los autores del atentado.
Vergez fue trasladado a un hospital policial pero fue rechazado por las autoridades, que consideraron que el médico ya no pertenecía a la fuerza. Tambien se le negó la admision en otro hospital hasta que fue aceptado en un tercero, donde se intenta extraerle las balas. (FIN/IPS/mv/dg/ip-hd/96)