Flagelantes, crucificados, Judas ardientes, ladrones aprovechando que Dios esta muerto, atemorizados amantes, presos liberados y la procesión más grande del mundo aderezan junto con las más variadas recetas culinarias la Semana Santa en America Latina.
Hijos despertados a latigazos, mujeres apedreadas en las piernas para recordar el dolor de la madre de Dios y la denuncia pública de los adúlteros se suman a las costumbres, junto con otras menos peligrosas como kilométricas alfombras florales indígenas para las procesiones.
Las expresiones tradicionales de una semana en que los cristianos conmemoran la muerte de Jesucristo, en una región oficialmente católica, resisten ante modas como la anglosajona de los huevos de Pascua y el laico uso de estos días para huir de las atestadas ciudades.
Un sondeo realizado por IPS en la región muestra que en esta semana no son grandes las expresiones de sincretismo cultural entre las costumbres aborígenes y los ritos heredados del dominio español, aunque éstos se hayan adaptado a la riqueza expresiva del mestizaje latinoamericano.
En BOLIVIA, la abstinencia de comer carne roja dio pie a 14 platos diferentes, que las familias comparten el viernes santo, en una conmemoración que comienza el domingo previo con las palmas entregadas en las iglesias católicas.
La tradición sin parangón de la nación andina es la de robar en las casas la noche del sábado, para aprovechar que "no hay Dios, porque está muerto", bajo la consigna de "el Señor no está observando este pecado".
En BRASIL, la religiosidad se manifiesta en procesiones, que adquieren su máxima expresión en estados como el de Minas Gerais, donde influyó más la colonización portuguesa. Allí, ventanas con coloridos panos y flores dibujando distintas figuras, sirven para reconstruir el calvario de Cristo y atraer a los turistas.
Pero el rito más popular es el del linchamiento de un muñeco que representa a Judas, el apóstol que vendió a Cristo por unas monedas. El sábado, en alegre revancha, un Judas con la imagen del político o personalidad más despreciada ese año, es golpeada en ciudades y pueblos, hasta quedar desecha.
En CHILE son niños los que se disfrazan de judíos y soldados romanos para contar el "via crucis" de Jesús, mientras al igual que Argentina y la mayoría de los países sucumbieron a la moda de los huevos de Pascua y como en el resto del sur del continente aprovechan para turismo los últimos vestigios de buen tiempo.
La creencia popular asegura en COLOMBIA que quienes hagan el amor el viernes santo no podrán despegarse, mientras su rito más famoso es el de los "flagelantes" del atlántico pueblo de Santo Tomás, quienes a paso lento y propinándose torturantes azotes, recorren la calle principal en pago de una promesa.
En la costa colombiana del Pacífico, más festivamente los cargueros del puerto de San Juan realizan una carrera para avisarle a la Virgen que su hijo resucitó, en el inicio de una procesión que luego llega hasta la catedral.
Lo que queda de los rituales de la semana en COSTA RICA se concentra en la comida, en que manjares como la miel de chiverre (chilacayote), dulce de coco y arroz con leche son el final de comidas donde dominan el pescado y el arroz y se expresa la mayor tradición culinaria del país.
En otro país centroamericano, GUATEMALA, lo más característico son las alfombras hechas con aserrín de colores y pétalos de flores naturales, que cubren las calles por donde pasarán las procesiones y que creyentes elaboran durante toda la noche previa. Las más famosas son las de la colonial ciudad de Antigua.
MEXICO tiene a gala el contar con la más grande representación de la "pasión y muerte" de Jesucristo. El jueves y viernes entre un millón y millon y medio de personas acuden a Iztapalapa, un distrito capitalino, donde unos 3.500 improvisados actores escenifican el calvario del católico hijo de Dios.
Un joven aún virgen, de entre 19 y 33 anos, es escogido cada año para escenificar a Cristo y los pasos que le llevan a ser juzgado, crucificado y depositado en el sepulcro, en medio de falsos romanos y judíos que acompañan a aficionados con partes más importantes como las de María, Poncio Pilatos o Magdalena.
En PERU, las mujeres despiertan a latigazos a sus hijos el jueves y el viernes en Ayacucho, en la sierra central, mientras que más tarde, a la hora de la procesión, también son las mujeres las que clavan alfileres a los hombres. Se busca así que "comprendan el dolor de Cristo".
Las muchachas del lugar no lo pasan mucho mejor, ya que los mancebos les lanzan piedrecillas o habas tostadas a las piernas para que conozcan el sufrimiento de María, la madre de Cristo.
En Chongos Bajo, en las proximidades de la ciudad de Huancayo, el domingo de Pascua se denuncia a los hombres y mujeres adúlteros, a los que se quema en efigie mientras se le recitan versos satíricos, en una sustitución de la antigua "quema de Judas".
URUGUAY, un país con gran tradición laica, la semana se llama del Turismo, y se usa como última salida de vacaciones antes que llegue el invierno austral y para revivir antiguas habilidades rurales como las "domas" y las "jineteadas".
En VENEZUELA, la llamada Semana Mayor no ha opacado algunas tradiciones lúdicas, religiosas y de crítica política que perviven desde la colonia. Todo comienza el domingo de Ramos con los "palmeros" del barrio capitalino de Chacao, que se internan días antes en la cordillera vecina en busca de hojas de palma.
La veda de carne roja desata en los ganaderos llanos centrales el sacrificio de chiguires o capibaras, el roedor más grande del mundo, con un sabor que asemeja al pescado.
Pero la expectativa popular y el temor de los políticos se concentra en el domingo de Pascua, cuando en cada plaza y cada barrio se procede a la "quema de Judas", con la efigie del "traidor del pueblo" de turno. (Fin/IPS/eg/ot/96) ITEM CLOSED