Las ventas de camarón a Estados Unidos desde 70 países, de los cuales 16 de América Latina y el Caribe, serán sometidas desde el 1 de mayo a la nueva certificación de Washington y a sus secuelas, la lista negra y el embargo.
Se trata de un negocio de 2.170 millones de dólares anuales, monto de las importaciones estadounidenses de camarón, que encajará el impacto de una medida asociada a la protección del medio ambiente, pues la pesca del crustáceo es señalada como amenaza para las tortugas marinas.
Los departamentos de Estado y de Comercio de Estados Unidos deberán vetar dentro de una semana el ingreso de camarones desde países que permitan la captura de ese recurso por barcos que no cuenten con un dispositivo excluidor de tortugas.
La medida la ordenó el juez Thomas Aquilino, de una corte de comercio internacional en Nueva York, quien el 29 de diciembre falló en favor de la organización ecologista Earth Island Institute, que promueve embargos en defensa de delfines, tortugas y otras especies marinas.
Mientras avanza la cuenta regresiva, representantes de 23 países de la región y de Estados Unidos efectúan en Venezuela, del miércoles al viernes, la tercera de las reuniones con las que, desde 1994, negocian una convención para la protección de la tortuga marina en el hemisferio occidental.
La adopción de esa convención pesaría en la instrumentación de la medida proteccionista de Estados Unidos, aunque en Caracas se la negociaba con el amargo sabor de la presión producto de una medida unilateral por parte de Washington.
"Llegamos aquí frustrados, con el sabor amargo de trabajar por la protección de los recursos marinos sin certeza de que valga la pena", dijo un delegado centroamericano "lleno de angustia y pesimismo", porque parece que son penalizados.
La exportación regional de camarón al mercado estadounidense suma 750 millones de dólares anuales, de los cuales 400 millones corresponden a México, socio de Estados Unidos y Canadá en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Otros países seriamente afectados son Ecuador y Panamá, que tienen al camarón como segundo o tercer rubro de exportación, El Salvador y Honduras, por el peso relativo del producto dentro de su relación comercial con Estados Unidos.
En el resto del mundo, los más perjudicados son camaroneros del sudeste asiático, como Malasia y Tailandia, y dentro de Estados Unidos se afectan importadores y distribuidores, pues el camarón es el alimento número seis entre los que el mercado estadounidense acarrea desde el exterior.
Preocupados empresarios de Estados Unidos participan en las negociaciones de Caracas, aunque por integrar la delegación oficial prefirieron no comentar a la prensa sus aprensiones sobre el riesgo que pende sobre el multimillonario negocio.
En cambio, el venezolano Carlos Mazal, director de la Organización Latinoamericana de Desarrollo Pesquero (Oldepesca), deploró que pese a años de esfuerzo se les envíe "un mensaje equivocado" y sean "penalizados por hacer lo correcto".
La acción punitiva de Estados Unidos "es una nueva imposición unilateral de medidas, como ocurrió con el atún (que afecta a seis exportadores de la región) y seguirá luego con el tiburón y otras esitivo.
La Unión propone un programa de investigación, seguimiento e identificación de las poblaciones de tortugas marinas, con especies que hasta el siglo XIX tuvieron millones de ejemplares y ahora están en peligro de extinguirse.
También reclaman recursos para el manejo de esas poblaciones, desarrollar la capacidad de conservarlas por parte de comunidades de pescadores, lanzar campañas de concientización e información y propiciar la cooperación internacional.
El proyecto de convención dispone apoyos para esos programas, prohibe la captura intencional de las tortugas, el comercio internacional de sus huevos y la perturbación de esos animales durante los períodos de reproducción, incubación y migración. (FIN/IPS/hm/en-if/96)
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