El modelo económico en que se sustenta el proceso de globalización no tiene viabilidad social, "es un monstruo en agonía, pero con una inconmensurable capacidad de destrucción", según el chileno Manfred Max-Neef, ex candidato presidencial ecologista.
Max-Neef, Premio Nobel Alternativo 1983 y actual rector de la Universidad Austral de Valdivia (835 kilómetros al sur de Santiago), intervino en un seminario internacional sobre "los ciudadanos frente a la globalización", celebrado el reciente fin de semana en Santiago.
El encuentro reunió a más de 300 personas, entre dirigentes ecologistas, sindicales, indígenas y de mujeres, académicos y estudiantes, y tuvo como uno de sus invitados especiales a la filósofa y científica india Vandana Shiva, Nobel Alternativo 1993.
Shiva, los estadounidenses James Petras, John Cavanagh y David Korten, además del mexicano Enrique Leff y el brasileño Roberto Guimaraes, compartieron con los chilenos no sólo una radiografía de la globalización, sino también la búsqueda de respuestas a los impactos de este proceso.
Las últimas sesiones del seminario posibilitaron un intercambio de enfoques y experiencias acerca del papel de los ciudadanos y las organizaciones sociales ante los embates globalizadores.
El fenómeno imperante en la hora actual tiene un carácter transnacional, se apoya en avances científico-tecnológicos sin precedentes, sobre todo en el campo de la informática, y se consolida con el fin de la guerra fría y la consiguiente hegemonía del sistema económico de mercado, se señaló.
La globalización genera crecimiento productivo y al mismo tiempo mayor desempleo, es excluyente, provoca inequidad y tiene sobre los ciudadanos negativos impactos políticos, sociales, culturales y ambientales, según el diagnóstico colectivo elaborado en Santiago.
Raúl Rupailaf, dirigente mapuche-huilliche, señaló que los pueblos indígenas sufren el doble embate cultural y ambiental de un modelo que, basado en la exportación de recursos naturales, destruye sus tierras y hábitats ancestrales.
Ximena Valdés, del Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer, advirtió que ese mismo modelo agroexportador plantea a las organizaciones femeninas nuevos frentes de lucha, como el rechazo al uso intensivo de pesticidas en la explotación frutícola, con negativos efectos en la salud materno-infantil.
La legislación laboral chilena es violada por los grandes inversionistas, sobre todo canadienses, que en aras de la globalización financiera y productiva están desarrollando proyectos mineros, sostuvo Sergio Alegría, presidente del Sindicato de Trabajadores de Montaje Industrial.
En el seminario se escucharon numerosos testimonios de conflictos provocados por la globalización y se expresó un renovado rechazo a los acuerdos de libre comercio sin resguardos laborales ni ambientales.
En el encuentro predominó asímismo la oposición a las concesiones que Chile hará en materias agrícolas para el tratado de asociación con el Mercado Común del Sur (Mercosur), que se firmará el 25 de junio.
Max-Neef sostuvo que al forzar a unos 800.000 agricultores pequeños y medianos a su "reconversión" se está atentando, en nombre de la competitividad, contra una cultura, un estilo de vida y una forma de vinculación con la tierra.
Según el ex candidato presidencial, es necesario recuperar el lenguaje de la sensatez ante un modelo que "desconoce la solidaridad y hace que Chile sea un país que se está destruyendo pese al proclamado éxito de su economía".
Manuel Baquedano, presidente del Instituto de Ecología Política, resaltó varias experiencias del movimiento ambientalista en conflictos que derivan de las características del proceso de globalización.
Baquedano indicó casos en que los ecologistas pudieron establecer alianzas tácticas con sectores productivos enfrentados a otros sectores empresariales en conflictos de carácter ambiental, por ejemplo entre agricultores y compañías mineras transnacionales.
Junto a estas experiencias, indicó el dirigente, se abren también frentes de movilización de la comunidad ante decisiones de las autoridades en favor de megaproyectos de inversión que no consultan las opiniones ni intereses de los sectores poblacionales afectados.
"Nuestros aliados estratégicos (ante los impactos de la globalización) son los que piensan como nosotros en todo el mundo", apuntó Max-Neef, quien invitó a una mayor comunicación Norte-Sur y Este-Oeste.
Esta alianza estratégica puede contar con el apoyo de los propios instrumentos creados en el ámbito de la globalización, como las redes informáticas mundiales, de acuerdo a una experiencia narrada por Baquedano.
En el extremo sur de Chile, la empresa estadounidense Trillium quiere explotar unas 2.500 hectáreas de bosques de lenga, una valiosa especie forestal autóctona, y para conseguir créditos internacionales requiere de certificaciones de países del Norte sobre la viabilidad ambiental del proyecto.
A través de Internet, el gobierno chileno recibió en las últimas semanas copias de los pronunciamientos de miles de organizaciones ambientalistas de todo el mundo de rechazo al proyecto de Trillium, empresa que reaccionó afirmando que existe una "conjura internacional" en su contra, contó Baquedano. (FIN/IPS/ggr/ag/dv-en/96)