Autoridades de gobierno, organizaciones ambientalistas y hasta medios de comunicación de Chile se encuentran abocados a encontrar soluciones que disminuyan la alta congestión vehicular de esta capital.
Cada año, entre marzo y abril, las calles de Santiago se ven desbordadas por la gran cantidad de vehículos particulares y de transporte público circulantes.
Este problema se presenta diariamente en las horas pico durante los meses previos al inicio del régimen de restricción vehicular, sistema inplementado por el gobierno para disminuir la contaminación del aire.
Esa restricción consiste en prohibir, según el número de patente, la circulación de algunos vehículos particulares durante el período invernal (mayo-octubre) debido a que las bajas temperaturas producen un "efecto invernadero" que acumula las partículas tóxicas suspendidas en el aire.
La medida sirve además para disminuir la cantidad de vehículos que transitan por las calles capitalinas.
El problema, sin embargo, subsiste.
Según la Comisión de Planificación de Inversiones en Infraestructura de Transporte (Sectra), dependiente del Ministerio de Transportes, mientras que en 1977 sólo 9,8 por ciento de los viajes se realizaban en automóviles en 1991 esa cifra se elevó a 15,8 por ciento.
La misma investigación señaló, además, que el aumento del uso del automóvil está ligado a un descenso del uso del transporte público. El único rubro que experimentó un alza fue el tren subterráneo (Metro).
En febrero, sectores de la población se pronunciaron en gavor de buscar soluciones a la congestión vehicular.
A mediados de marzo, el Ministerio de Transportes presentó al Parlamento un proyecto de tarificación vial que establecía un sistema de cobro de peaje por el uso de calles céntricas, sin que lograra mayor consenso.
El Ministerio de Obras Públicas, en tanto, anunció el ensanchamiento de avenidas y la construcción de puentes y vías elevadas, entre varias alternativas de infraestructura pública.
Según datos de la dirección de Vialidad de ese ministerio, durante los últimos años los recursos se enfocaron sólo a resolver problemas puntuales, como implementación de semáforos y arreglos en vías saturadas, lo cual explica la escasa inversión en nuevas obras viales.
Mientras que en la década de 1960 se construía un promedio anual de 300 kilómetros a lo largo del país, en 1990 se llegó sólo a 150. Para este año las autoridades pretenden aumentar las obras viales a entre 550 y 600 kilómetros.
Mientras los trabajos se concretan, los ambientalistas del Instituto de Ecología Política (IEP) y la Red Ecológica Nacional (Renace) presentaron a la opinión pública a mediados de marzo, el "Pool Car", programa que propone compartir el vehículo y sancionar el uso de autos que transporten sólo un pasajero.
El alcalde de Santiago, Jaime Ravinet, acogió con entusiasmo la propuesta y anunció que estudiará la implementación de vías preferenciales para los vehículos que transiten por el centro capitalino con varias personas en su interior.
El IEP y Renace lanzaron en el municipio capitalino de La Reina el programa "Autocompartir", a través del cual cada persona se compromete, mediante la firma de un acuerdo, a compartir el vehículo con sus vecinos racionalizando de esta forma su uso.
Según Manuel Baquedano, presidente del IEP, este sistema ayuda a mejorar las relaciones entre los habitantes de la capital, al tender a disminuir la tensión producida por la congestión vehicular.
La Organización Mundial de la Salud declaró a Santiago la ciudad más estresante del mundo y señaló que 53,5 por ciento de sus habitantes son afectados por algún desorden emocional.
Giorgio Agostini, sociólogo u psicólogo, indicó que la capital chilena, como todas las grandes ciudades del mundo, enfrenta el serio problema de la disminución paulatina de la calidad de vida y que cada año las consultas por cuadros de tensión sicológica aumentan dramáticamente.
"Consultando con otros médicos del área, 90 por ciento confirmó que sus pacientes llegan desesperados porque es un desastre vivir en Santiago", dijo Agostini.
Las radios capitalinas, en este sentido, contribuyen a relajar a los agobiados automovilistas ofreciendo a diario una programación especialmente dedicada a quienes están atrapados en los embotellamientos de tránsito. (FIN/IPS/ag/dg/en-pr/96)