AMBIENTE: Carbón de algodón para frenar avance del Sahara

El empleo de tallos de algodón como fuente alternativa de energía contribuiría a detener en Sudán el avance del Sahara, el mayor desierto del mundo, que invade zonas boscosas destruidas para la obtención de leña.

Shomo Ali, del Instituto de Investigación en Energía de Sudán (SERI), sostiene que los tallos de algodón, habitualmente arrancados después de cada cosecha, pueden sustituir la leña y el carbón vegetal extraídos de árboles talados.

El SERI ha desarrollado técnicas para transformar esas plantas en carbón agrícola o agrocarbón que, según asegura Alí, es adecuado para el uso doméstico.

Investigadores del SERI y expertos enviados a Sudán por el GTZ, la agencia gubernamental alemana de cooperación con el exterior, trabajan desde principios de este año en un proyecto piloto de transformación de tallos de algodón en carbón.

Los promotores del proyecto construyeron dos factorías con una capacidad combinada de producción de 1.300 toneladas por año de carbón de algodón.

El agrocarbón no terminará con la tala de ábroles para leña, pero puede reducirla. Todo depende del resultado del programa piloto y de las posibilidades de incorporación de capitales privados a esa fuente alternativa de energía.

La mayoría de los 25 millones de habitantes de Sudán emplean carbón vegetal en su cocina, incluso muchos que podrían pagar el servicio de gas, que es considerado riesgoso.

La zona norte del país consume 1,33 millones de toneladas de carbón vegetal por año, según el informe de Ali. El investigador calculó que ese volumen de consumo exige sacrificar anualmente 360.000 hectáreas arboladas.

La destrucción de bosques avanzó a un promedio anual de uno por ciento en la década de 1980 y en 1990, la superficie arbolada se reducía a 430.000 kilómetros cuadrados, equivalentes a 17,1 por ciento de la superficie de Sudán, el país más grande de Africa.

Los bosques se retiran de los alerdedores de las principales ciudades desde principios de los años 80. La destrucción se aceleró durante la sequía de 1984-1985, cuando los nómades confluyeron sobre esas áreas para alimentar a sus animales.

Como ocurre en las escasas zonas del norte aún no integradas al Sahara, los árboles de las sabanas del oeste son talados por miles de personas que tienen su medio de vida en la producción de leña y carbón vegetal.

Ali afirma que unas 50.000 hectáreas de bosque natural podrían salvarse cada año si los tallos de algodón de cada cosecha fueran transformados en carbón agrícola, que también puede obtenerse de otras plantas.

La propuesta de Ali tiene el decidido apoyo de Hassan Abdel el Nour, director general de la Corporación Nacional Forestal.

El Nour indicó a IPS que, al reducir la tala de ábroles, el agrocarbón contibuiría directamente a la lucha contra el avance del desierto, que ya ocupa la mayor parte del norte.

Los cultivos de algodón cubren 240.000 hectáreas, que rinden unos 600.000 tallos por año, según El Nour, y "el agrocarbón podría sustituir 10 por ciento del carbón vegetal consumido en el país".

El Nour destacó que el carbón obtenido de los tallos de algodón es de rápida ignición, su combustión es menos contaminante que el carbón vegetal y su costo está al alcance de los pobres. (FIN/IPS/tra-en/nb/kb/ff/en/96).

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