El creciente déficit del presupuesto vietnamita es motivo de gran preocupación para los planificadores económicos, que culpan del problema a la evasión fiscal, la mala administración para recaudar los ingresos estatales y las ineficaces leyes impositivas.
La Asamblea Nacional, que comenzó sus sesiones de 1996 a principios de marzo, dió absoluta prioridad a la reducción del déficit y la mejoría de la recaudación fiscal.
El jefe de la Oficina de la Asamblea Nacional, Vu Mao, declaró que 1995 fué económicamente un año "muy positivo", pero la situación presupuestaria sigue siendo preocupante. "La pregunta clave es si podremos balancear el desajuste estatal o no", dijo.
En su discurso a la Asamblea, el viceprimer ministro Phan Van Khai expresó que si bien los ingresos estatales aumentaron el 21 por ciento en 1995, estuvieron muy lejos de alcanzar las expectativas, lo que llevó a un déficit de alrededor del cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Los que sentirán el impacto de la situación son, especialmente, los proyectos de construcción patrocinados por el estado que, previsiblemente, sufrirán una reducción financiera del 45 por ciento de los fondos asignados.
Hanoi culpa el desajuste a pérdidas y evasión impositiva por parte de firmas estatales, su única fuente de recursos. Un estudio reciente de 497 compañías estatales comprobó que tenían deudas por un total de 68 millones de dólares y más de 11 millones en impuestos no pagados.
La evasión impositiva tambien es difusa entre compañías privadas y empresas mixtas, según fuentes oficiales vietnamitas.
Mao dijo que la mala administración, pérdidas debidas al contrabando y la falta de leyes fiscales coherentes que han llevado a "la confusión acerca del manejo del presupuesto", tambien eran responsables de las pérdidas.
"En los últimos años muchos vietnamitas se han enriquecido y nosotros somos felices de comprobarlo. Sin embargo, algunos deben su prosperidad a trampas en el pago de impuestos", apuntó.
Observadores políticos dijeron que, previsiblemente, la Asamblea debatirá la adopción de un proyecto de ley sobre el presupuesto estatal, que fijará los derechos y responsabilidades de niveles centrales y locales de gobierno respecto a la recaudación fiscal y cuestiones presupuestarias.
Inversores extranjeros tambien esperan que la ley agregará mayor transparencia a la fijación de gravámenes y las cuestiones presupuestarias en general.
La Asamblea debatirá tambien una medida para que las provincias retengan una proporción directa de los impuestos que recaudan, en lugar de transferirlos a Hanoi, que decide como deben ser gastados.
El apoyo a esa iniciativa está siendo encabezado por Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón), el mayor centro comercial de Vietnam. La capital del sur generó más de la mitad de los recursos económicos del país en 1995 y abarcó un tercio de las inversiones extranjeras.
Las autoridades locales dijeron que las restricciones en los ingresos han trabado el crecimiento y afectado la capacidad de emplear los aumentos en inversiones foráneas para mejorar la infraestructura de la ciudad.
Esas demandas impusieron un serio dilema al gobierno central. Por una parte, Hanoi reconoce que la total centralización de los ingresos fiscales ha provocado descontento y una falta de incentivo en las provincias para recaudar más impuestos.
Por la otra, el gobierno se muestra deseoso de reducir la retención de ingresos en provincias ricas como Ciudad Ho Chi Minh para poder así canalizar los fondos hacia áreas empobrecidas.
"Las provincias ricas deben ayudar al gobierno central a asistir a las áreas pobres", dijo el secretario general del Partido Comunista, Do Muoi.
Esas preocupaciones han sido magnificadas en junio durante el Octavo Congreso del Partido Comunista. Altos funcionarios del partido manifestaron temores de una posible inestabilidad social por la brecha entre ricos y pobres, sobre todo en áreas rurales porque la mayoría no ha visto los beneficios de las reformas.
Una mayor autonomía provincial tambien está en contra de los esfuerzos del gobierno del primer ministro Vo Van Kiet para impulsar lo que considera un aspecto normal del poder del Estado, caracterizado por un mayor grado de autoridad centralizada.
La extremada descentralización del sistema vietnamita de gobierno, que tuvo lugar bajo el impacto de la guerra en los años '60 y comienzos de los '70, ha creado poderosas provincias y ciudades que en la actualidad influyen en el panorama político.
Conciente de los problemas creados por la descentralización en China y la extinta Unión Soviética, Hanoi cree que un fuerte gobierno central es un prerrequisito para mantener el crecimiento económico vietnamita, que asciende al nueve por ciento anual.
Como una medida de compromiso, Hanoi anunció concesiones impositivas en enero para la capital del sur, según las cuales se le permitió quedarse con el 15 por ciento del monto de los impuestos que recauda.
No obstante, se abstuvo de autorizar el pedido de Ciudad Ho Chi Minh para otorgar licencias directas a proyectos de inversiones extranjeras por menos de 20 millones de dólares, ante el temor de crear un precedente.
En la actualidad, el Ministerio de Planeamiento e Inversiones solo tiene el poder de autorizar esquemas hasta un valor de 40 millones de dólares. Proyectos por un monto superior requieren la aprobación del gobierno.
Otras medidas que están siendo consideradas para paliar las pérdidas de ingresos incluyen esfuerzos para reprimir la evasión fiscal, privatizar las firmas estatales deficitarias y aumentar las tasas sobre gasolina y otros rubros energéticos.
Para 1996, el gobierno se fijó el objetivo de mantener el déficit dentro del tres por ciento del PIB. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) proveerá 550.000 dólares para ayudar al gobierno a llevar adelante su primera revisión en materia de gastos públicos.
"Una revisión efectuada sobre bases regulares permitirá al gobierno destinar mejor los recursos a áreas prioritarias", declaró Ron Morey, representante del PNUD en Vietnam. (FIN/IPS/tra- en/an/lnh/ego/if).
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