Lucero, se ordenó hoy como sacerdote católico y se le asignará a servir como capellán en la diócesis castrense.
Lucero dijo sentir "nostalgia por los ejercicios militares", y admitió que "son incompatibles la función de sacerdote y la de militar cuando se es un guerrero, pero no cuando se trata de administrar los sacramentos y asistir a hombres en conflicto".
"Aunque desde pequeño se me despertó gusto por la mística militar, no le encontraba sentido a la vida", por lo que llegado al grado de teniente pidió un permiso e ingreso al seminario, dice el novel sacerdote, de 33 años, especialista en mantenimiento aeronáutico,.
Las Fuerzas Armadas conceden permiso a sus oficiales para que cursen otras carreras, y Lucero estudió durante ocho años para sacerdote. En medio de sus estudios ascendió a capitán.
Su decisión confundió primero a algunos compañeros de armas, hasta que el general Italo Alliegro, ex ministro de Defensa (1988- 1989), decidió que "la Fuerza Aérea necesita capellanes", por lo que lo envió al seminario.
Novia y familiares consanguíneos también derramaron lágrimas. Pero "ya todos comprendieron", dijo Lucero, y tras ordenarse este sábado oficiará su primera misa el domingo. Luego se le asignará a la diócesis especial que la Iglesia Católica creó para atender a los 150.000 militares del país. (FIN/IPS/hm/dg/pr/96)