El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, duda todavía entre gradualidad y choque para aplicar duras medidas de ajuste económico, que se comprometió a instrumentar "cueste lo que cueste".
Políticos, empresarios y economistas independientes expresaron a su vez dudas de que las medidas conduzcan a la suscripción de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Dentro de muy pocos días se hará el reajuste a los precios de la gasolina", dijo Caldera al parlamento el martes, al informar sobre su segundo año de gobierno, y ofreció así mismo "desmontar el control de cambios".
La gasolina se expende en Venezuela a tres centavos de dólar el litro, con pérdidas de 10 centavos para el Tesoro y el grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y desde hace 20 meses rige un control de cambios entre cuyas consecuencias está el hundimiento de la moneda local, el bolívar.
"El alza de la gasolina llegará en días", dijo este miércoles a corresponsales extranjeros José Miguel Uzcátegui, jefe de la bancada parlamentaria del partido oficialista Convergencia, pero puntualizó que posiblemente se efectúe en dos tramos este año.
El ajuste del combustible "estará en sintonía con un plan de subsidio al transporte público que preparó PDVSA", añadió Uzcátegui, quien admitió que no el país no puede pedir créditos a organismos internacionales mientras subsidia la gasolina que consumen los sectires de mayores recursos en Venezuela.
También "es inminente una devaluación, para llevar la moneda a una paridad real de equilibrio", dijo Uzcátegui, subrayando la necesidad de que se mantengan controles para "evitar la exagerada flexibilidad que tuvo el control cambiario cuando, al principio, pudo ser más severo".
La tasa de cambio en Venezuela es de 290 bolívares por dólar, desde diciembre, después que durante año y medio la paridad oficial fue de 170 bolívares por unidad. Un tipo de cambio real ubicaría el dólar entre 340 y 400 bolívares, según los cálculos más divulgados.
El aumento de la gasolina y la devaluación de la moneda son medidas de impacto inmediato sobre la inflación, que a juzgar por su comportamiento de enero y febrero puede pasar de 100 por ciento en 1996, considerado un "año clave" por Caldera, no sólo para la economía sino para el sistema democrático.
La democracia venezolana está amenazada por el peligro de una explosión social, según gremios empresariales y la jerarquía católica, y "la calle recuerda hoy esa amenaza", dijo a los corresponsales Carlos Melo, jefe del grupo parlamentario de la izquierdista Causa Radical.
Este miércoles, decenas de miles de trabajadores marcharon en las ocho principales ciudades del país reclamando aumentos de salarios y cambio de gabinete y de política económica.
El economista independiente Gustavo García dijo que "una inflación de 100 por ciento o más es socialmente insostenible en Venezuela, porque el aparato productivo de este país no resiste la indexación".
La mitad de quienes trabajan se emplean en el sector informal, recordó García y existe una alta tasa de desempleo, de 12 por ciento según cifras oficiales, por lo que gran parte del aparato económico no tiene cómo indexarse para resistir alta inflación.
García también advirtió que la insistencia de Caldera en que el parlamento adopte un esquema tributario que rechaza el FMI significa que no se está cerca de un acuerdo con ese organismo.
Tanto García como el presidente del gremio de los comerciantes, Eliseo Sarmiento, dijeron que en cambio "por primera vez el presidente estableció que el principal problema de Venezuela es la inflación", y le urgieron a atenderlo.
La oposición sostiene que Caldera "carece de voluntad para rectificar", y dos de sus tres principales contendientes por la presidencia en 1993, el socialcristiano Oswaldo Alvarez y el izquierdista Andrés Velásquez, indistieron en su renuncia.
Entre los empresarios, la mayoría advierte que las medidas deben tomarse dentro de un plan coherente y coinciden con el mandatario en que debe hacerse de inmediato. (FIN/IPS/hm/ag/if/96)