Un cambio discernible en la actitud del gobierno turco respecto a demandas culturales durante las celebraciones del Newroz, el año nuevo kurdo, suscitaron nuevas expectativas de una solución pacífica del conflicto, si bien prevalecen todavía dudas y temores.
Si bien fué criticado por analistas por pretender amalgamar el Newroz kurdo dentro de tradiciones turcas obsoletas, en lugar de reconocer abiertamente el legado cultural de esa minoría étnica, el primer ministro Mesut Yilmaz cosechó elogios por sus promesas de futuras escuelas privadas, así como radios y televisoras kurdas.
No obstante, el analista de relaciones internacionales Cengiz Candar dijo que son urgentes los pasos concretos en dirección de medidas concretas de paz, en lugar de la simple retórica.
En contraste con los choques sangrientos durante las celebraciones de los años anteriores, el gobierno turco y las fuerzas de seguridad adoptaron una actitud más tolerante acerca de las demostraciones kurdas en las mayores ciudades del oeste y sudeste del país.
Señalando la actitud radical desplegada por jóvenes emigrados kurdos durante las demostraciones en Estambul y la meridional Adana, "a menos que se hagan concesiones en línea con las aspiraciones kurdas, las ciudades occidentales de Turquía serán escenario de violentos disturbios", previno Candar.
Añadió que, si no se logran soluciones razonables, aumentara la tensión en las poblaciones del oeste porque perdurara el empobrecimiento de los kurdos con su secuela de malestar.
"Si el problema kurdo no se resuelve rápidamente, es inevitable que adquiera un caracter clasista", advirtió, señalando el peligro de la política del ex primer ministro Tansu Ciller, quien despobló por la fuerza las aldeas sudorientales kurdas.
Con la finalidad de aislar y quitar el apoyo local a las guerrillas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), el gobierno turco adoptó desde 1992 la estrategia de las evacuaciones forzadas de remotas aldeas kurdas, donde los rebeldes encontraron fuerte apoyo durante los primeros ocho años de guerra.
En la actualidad, 2.664 aldeas fueron evacuadas y dos millones de lugareños se vieron obligados a emigrar hacia el oeste y a las ciudades costeras meridionales, admitieron funcionarios turcos.
Segun un grupo humanitario basado en Washington, "los métodos gubernamentales de contrainsurgencia ha creado una numerosas subclase de amargados y empobrecidos refugiados internos".
Esos refugiados se desplazaron desde sus colonias a ciudades de todo el país y ahora brindan al PKK bases potenciales de acción que acentuarán todavía más las dificultades socioeconómicas actuales.
Mit Firat, un intelectual kurdo independiente de Estambul, comentó la posición del primer ministro Mesut Yilmaz y afirmó que "sabe mejor que nadie que la política actual llegó a un punto muerto".
Firat tambien indicó que la solución militar de aplastar el malestar kurdo, no había producido resultados positivos. Además de las pérdidas humanas, la guerra actual erosiona la moral y desciplina del ejército, lo cual es "un dolor de cabeza muy serio para el gobierno".
"Hasta los coroneles están involucrados en el tráfico de drogas. Los equipos especiales de la policía han ganado considerable autonomía y ahora se están produciendo choques entre estos y los guardias de las aldeas. Esto afecta seriamente la autoridad central del gobierno", observó.
En opinión de Firat, las diplomacias de Estados Unidos y Europa, respecto a Turquía, tambien trabajan en favor de una solución negociada del conflicto.
"Ankara es el aliado más importante de Estados Unidos y Europa en la región, y ambos presionan por un arreglo que libre al gobierno de una mala solución militar y un inminente caos", dijo.
Entretanto la aviación turca lanzó este miercoles incursiones aereas contra blancos del PKK del otro lado de la frontera turco- iraquí. Un vocero de la fuerza aerea confirmó las incursiones pero negó que huvieran sido "masivas".
"Hemos hostigado ciertos puntos de la frontera pero la operación estuvo limitada al área limítrofe y no se extendió dentro de territorio iraquí", informó.
Firat señaló la simultaneidad de los ataques aereos y la positiva actitud de Yilmaz en favor de una solución política denotaban que "el estado está buscando un equilibrio".
El cambio de actitud del gobierno turco respecto a su política kurda coincidió tambien con la presión contra los partidarios del PKK en Alemania por parte de las autoridades locales.
Bonn prohibió la celebracion del Newroz en Alemania pese a que la comunidad kurda asciende a 300.000 personas y, además, pidió el arresto a las autoridades sirias de varios dirigentes del PKK acusados de acciones violentas en Alemania.
Eyup Burc, un analista kurdo que vive en Bruselas, indicó que la presión germana sobre el PKK indica una inminente solución doméstica en Turquía.
Señalando las estrechas relaciones entre Yilmaz y el gobierno germano, "la draconiana actitud de Bonn hacia los partidarios del PKK indica la preparación de un arreglo en Turquía, porque los alemanes insisten que Ankara debe negociar".
"La respetabilidad internacional de Turquía esta estrechamente ligada al cambio de su política respecto a los kurdos", declaró a su vez el analista Yavuz Gokmen.
"Los aliados estadounidense y europeos han impuesto el cambio como condición absoluta de su apoyo a Turquía", acotó Gokmen. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/ego/ip).
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