La ministro de Asuntos Jurídicos de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, propuso al gobierno instalado hace sólo cuatro meses el reconocimiento legal de las uniones conyugales de hecho.
Según los datos de la Oficina Central de Estadística, 40.725 personas, en una población de 1,2 millones, mantienen este tipo de unión conyugal en Trinidad y Tobago.
La iniciativa ministerial podría deberse al éxito de algunos casos judiciales en favor de personas que habían formado parejas conyugales no legalizadas durante largos años, y en concreto a la sentencia que en diciembre pasado concedió a una ciudadana alemana una parte de los bienes de su antiguo compañero.
Este fue el caso más famoso, pues el anciano Paul Geddes, de 82 años, debió entregar a Helga Stoeckert, de 64, un sexto de todos sus activos por haber terminado abruptamente su unión de 32 años con ella -18 de los cuales habían convivido-, al contraer matrimonio con otra mujer, de 38 años de edad, en abril de 1991.
Stoeckert demandó a Geddes 50 por ciento de su patrimonio, argumentando que su asesoramiento había sido de gran valor para el éxito de la firma Desnoes and Geddes, la fábrica de cerveza de su compañero.
Aunque Persad-Bissessar no puso un calendario preciso a la aprobación de la nueva legislación, su primer paso ha sido pedir información sobre las leyes que tienen en vigor otros países de la Comunidad Británica de Naciones en esta materia.
Barbados y Guyana son los únicos países de la Comunidad del Caribe en que se reconoce jurídicamente a las uniones conyugales de hecho.
Las consecuencias de una legislación de este tipo serán enormes para las mujeres de este país que se encuentran en esa situación, muchas de las cuales son pobres.
"La ley colocará a las personas no casadas en pie de igualdad con las casadas", dijo Roberta Clarke, abogada y defensora de los derechos de la mujer.
Las uniones de hecho son muy frecuentes en la región caribeña, pese a lo cual no suelen gozar de un reconocimiento legal.
De acuerdo a los resultados del estudio "Mujer y Legislación", realizado en 11 países caribeños en 1991, las leyes de la mayoría de estos territorios no reconocen las uniones de hecho ni imponen deberes u obligaciones a las partes en materia de sucesión, bienes y alimentación.
El estudio -patrocinado por la Asociación Caribeña para la Investigación y la Acción Feminista- señaló que "es el acto del matrimonio y no el hecho de convivir lo que crea el deber de alimentar".
Persad-Bissessar informó que la nueva ley de Trinidad y Tobago se centrará en las uniones exclusivas y de larga duración. Su propuesta, sin embargo, recibe el apoyo de muchas mujeres de este país.
Rhoda Reddock, directora de la Unidad de Estudios sobre Mujer y Desarrollo de la Universidad de las Indias Occidentales, de la región caribeña, opinó que la iniciativa es positiva, ya que reconoce la diversidad de las relaciones maritales y de la conformación de la familia en el Caribe. (FIN/IPS/tra-en/pr/aj/da/arl/pr/96)