Un número cada vez mayor de mujeres busca trabajo en puestos no tradicionales como las industrias del petróleo, la electricidad, el agua y la construcción, aunque las estadísticas no revelan cambios drásticos.
En el sector de la construcción, por ejemplo, la participación femenina fue de 3,4 por ciento en 1994 y de 2,6 por ciento en 1989, y en los mismos años se situó, en el sector petróleo, en 1,6 por ciento y uno por ciento respectivamente.
Según los expertos, el movimiento gradual de mujeres ha trabajos tradicionalmente dominados por hombres tiene causas puramente económicas.
El gran número de hogares bajo jefatura de una mujer de Trinidad y Tobago, sumado a la disminución de oportunidades para hombres y mujeres, produce inevitablemente la búsqueda de empleo en espacios hasta ahora ocupados exclusivamente por hombres, señaló Mónica McClean, de la División de Asuntos de la Mujer.
El desempleo femenino es alto en el país caribeño. Según estadísticas oficiales, la participación masculina en el mercado de trabajo en el grupo de edades entre 24 y 44 años duplica a la de las mujeres. Desde 1987 el índice de desocupación se sitúa en 20 por ciento.
Enfrentando estas dificultades, más de 400 mujeres solicitaron participar este año en el programa de capacitación en instalación sanitaria y eléctrica, dibujo técnico y carpintería, de la División de Asuntos de la Mujer, pero el curso sólo admite a 80 alumnas.
"Todas estas mujeres querían trabajar. Muchas de ellas habían sido recepcionistas y asistentes de oficinas, incluso se presentaron algunas con títulos universitarios", comentó McClean.
Son muchos los obstáculos que enfrentan las mujeres en las áreas no tradicionales, indicó McClean, y añadió que en general están dispuestas a trabajar en la construcción por menor salario que los hombres, simplemente con la esperanza de lograr algo mejor en el futuro.
Muchas son como Nazma Khanhai, de 40 años, quien cava fosas e instala caños colectores de la red sanitaria desde el año pasado, y gana 10 dólares por día, mientras sus colegas varones tienen un jornal de 13,33 dólares.
Varios empleadores en puestos dominatos por hombres se rehúsan a contratar mujeres. En la industria de la construcción, por ejemplo, los gerentes sostienen que la fuerza de trabajo femenina aumenta sus costos porque afecta la productividad.
"Una de sus quejas es que tienen que instalar servicios higiénicos especiales", comentó McClean.
Sin embargo, a pesar de las quejas, las mujeres se hacen cada vez más visibles en sitios de construcción, y no sólo en puestos tradicionales como el de cocinera, observó el contratista Emile Elias.
Constance Thomas, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), recordó que es importante que las mujeres sean capacitadas en conocimientos no tradicionales para los que puedan encontrar empleo rápidamente.
La OIT es copatrocinadora de un proyecto de capacitación para la industria de la construcción en Trinidad y Tobago, e iniciará una campaña para recomendar al sector que emplee a más mujeres. (FIN/IPS/tra-en/dt/da/lp/lb-pr/96)