La tensión creciente entre Estados Unidos y China pone a prueba la tranquila diplomacia de Japón, que tiende a limitarse a responder en forma moderada a los juegos de guerra dispuestos por gigante asiático en el estrecho de Taiwan.
Tokio, el más fuerte aliado de Washington en Asia y el mayor benefactor de Beijing, trató hasta ahora de restar importancia a los ejercicios militares emprendidos desde la costa de la provincia china de Fujian, frente a Taiwan.
Pero Estados Unidos y la presión interna podrían obligar a Japón a adoptar medidas económicas contra China. Ambos países restauraron sus relaciones diplomáticas plenas en 1972.
Además, Tokio se resistió a a castigar a Beijing en los últimos años. Vaciló, por ejemplo, en suspender la ayuda cuando el mundo occidental castigó a Beijing después de la violenta represión a las manifestaciones en la plaza de Tiananmen en 1989.
Tokio reinició su programa oficial de asistencia un año después de los incidentes, mucho antes de que Estados Unidos y los países industrializados restauraran el diálogo diplomático.
Versiones periodísticas que citan fuentes cercanas al gobierno de Japón sostienen que Estados Unidos lo está presionando nuevamente para que apunte con sus armas económicas hacia China en respuesta a las prácticas bélicas intimidatorias cerca de la costa taiwanesa.
"Las relaciones entre China y Japón son extremadamente importantes", sostuvo Yasuo Onishi, un experto en cuestiones chinas del Instituto de Desarrollo Económico de Tokio.
"La actual concentración de fuerzas militares de Estados Unidos en Taiwan en respuesta a las pruebas de misiles de China en la región pusieron a Tokio en una situación difícil", agregó.
China es el principal destino del presupuesto de asistencia externa de Japón, pues recibirá de este país unos 6.000 millones de dólares entre este año y 1998 a intereses bajos.
"La suspensión de la ayuda es la única forma real en que Tokio puede mostrar su desagrado ante los ejercicios militares, y ello podría apaciguar a Washington", dijo Onishi.
China disparó en la última semana cuatro misiles que pasaron a 50 millas de Taiwan y practicó ejercicios náuticos y de aviación en el estrecho que separa ambos países durante nueve días.
Estados Unidos respondió a los juegos de guerra con el envío de dos portoaviones cerca de la costa del país insular y advirtió que defenderá a Taiwan ante cualquier posible ataque militar de Beijing.
Los portoaviones estadounidenses "Independence" y "Nimitz" suman 130 aviones de combate y 200 misiles "tomahawk", lo cual representa la mayor concentración militar del país norteamericano en la región desde la guerra de Vietnam.
Tanto Beijing como Washington calificaron mutuamente sus acciones cerca de Taiwan como "provocativas" e "imprudentes".
China aseguró que no tiene intenciones de atacar Taiwan, país al que considera una provincia suya renegada y que el día 23 celebrará sus primeras elecciones presidenciales directas.
En la óptica de Beijing, el Partido Nacionalista (Kuomitang) que lidera el actual presidente de Taiwan y aspirante a la reelección, Lee Teng-hui, maneja en forma encubierta la posibilidad de declarar la independencia, lo que abortaría cualquier posibilidad de reunificación con China.
El Kuomintang abandonó el territorio continental de China después de su derrota militar a manos del Partido Comunista, y gobierna el país insular desde el fin del régimen colonial japonés en 1945, cuando finalizó la segunda guerra mundial.
Los observadores de Japón pronostican que Beijing no prevé ataques militares a Taiwan y que apenas pretende recordar a Lee que no tolerará ningún movimiento que pueda conducir a la independencia.
"China calculó bien los efectos políticos de los juegos de guerra", dijo un alto funcionario de inteligencia de Japón citado por un diario de Tokio.
Aunque esta opinión resta importancia a los ejercicios militares, algunos medios periodísticos piensan lo contrario y destacan, entre otros detalles, que el lugar donde amerizaron los misiles chinos el pasado viernes está apenas a 60 kilómetros de la isla japonesa de Yanakuni.
El periódico Mainichi Shimbun afirmó en un editorial que Japón debe manifestar su desagrado antes los "abusivos" juegos de guerra contra Taiwan.
La presión interna se suma a los reclamos de Estados Unidos y Japón podría suspender su programa de asistencia a China, aunque sea temporariamente, si las prácticas no cesan dentro de pocos días. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/mj/ip/96)