El general Omar Hassan al-Bashir, presidente de Sudán desde el golpe de Estado de 1989, obtuvo una categórica victoria en elecciones generales boicoteadas por las principales figuras de la oposición.
El presidente de la Comisión Electoral, Abdul Muneim al-Nahas, anunció este viernes por la noche que Al-Beshir consiguió 75 por ciento del total de votos, contra un puñado de candidatos virtualmente desconocidos.
La mayor victoria de Al-Bashir, de acuerdo con la Comisión, se produjo justamente en una de las circunscripciones más difíciles para el candidato, el rebelde estado sureño de Bahr al Ghazal del Norte, de mayoría cristiana.
Pero Sultan Kajeib, uno de los candidatos opositores, que obtuvo 2,5 por ciento de los votos, dijo a IPS que la victoria de Al-Bashir no se relaciona con el apoyo popular sino con la manipulación de la maquinaria gubernamental y la utilización de los recursos del Estado.
Las elecciones celebradas entre el 6 y el 17 de marzo se realizaron sobre una base no partidaria y fueron estrictamente controladas por el Estado, que organizó y financió la campaña de unos 30 candidatos.
El gobierno organizó este sábado una marcha hacia el palacio presidencial en apoyo de Al-Bashir, a la que sólo concurrieron unas 2.000 personas.
Los oradores reclamaron la continuación del fundamentalismo islámico y de la lucha contra los separatistas rebeldes del sur del país, que el gobierno considera una "guerra santa", y rechazaron la presión de Occidente para mejorar la situación de los derechos humanos en Sudán.
"Estamos por la 'sharia' (ley islámica) y en contra del retorno a un sistema político multipartidario", dijo a la multitud el ministro de Recursos Humanos, brigadier Al-Tayab Ibrahim Khir.
El opositor Kajeib criticó la actuación del grupo observador de la Organización de Unidad Africana (OUA), que describió los comicios como "históricos" y criticó el boicot organizado por la oposición.
El organismo panafricano no se ha caracterizado por su apoyo a la democracia en el continente, y "es un crimen que respalde un gobierno impopular que ha sido aislado por la comunidad internacional", manifestó Kajeib.
Todos los partidos políticos fueron proscriptos en 1989 cuando Al-Bashir derrocó al primer ministro Sadiq al-Mahdi, electo democráticamente.
La oposición describió los comicios como "insignificantes" en un país que aún se encuentra en estado de emergencia, donde las reuniones políticas están prohibidas y la prensa está sometida a la censura.
Los comicios presidenciales fueron acompañados por elecciones parlamentarias. Entre las principales figuras votadas estuvo Sheik Hassan al-Turabi, líder del Frente Nacional Islámico, considerado el mayor poder detrás del trono. (FIN/IPS/tra- en/nb/oa/ml/ip/96)