Funcionarios de la ONU han recordado el primer aniversario de la retirada del organismo mundial de Somalía con repetidas promesas de no dejar que ese país del Cuerno de Africa se hunda en la anarquía.
Sin embargo, un año despues que las tropas de la ONU se marcharon de Somalía, muy pocos diplomáticos creen todavía que la organización volverá a enviar una misión de ayuda.
"No creo que estén interesados en hacer algo. Solo hablan…", comentó un embajador africano que pidió no ser nombrado.
Muchos diplomáticos africanos, temiendo una reanudación de la guerra civil en Somalía, han estado urgiendo que la ONU reasuma alguna forma de compromiso en ese país. No obstante, despues de semanas de cabildeos, el único resultado concreto que obtuvieron fué una sesión consultiva el viernes sobre los problemas somalíes.
Durante una reunión especial del Consejo de Seguridad, numerosos embajadores coincidieron que el desorden y el vacío de poder en Somalía era peor que nunca.
"En la actualidad, Somalía es un país sin siquiera una semblanza de autoridad central", declaró Lorenzo Ferrarin, de Italia, hablando en nombre de la Unión Europea (UE).
"Hay señales de un posible aumento de las bandas armadas", expresó. "Hemos recibido información de desnutrición entre los niños y de un brote de cólera potencialmente peligroso".
La ONU reconoció que los líderes de las facciones en pugna, especialmente Mohammed Farah Aidid y Alí Mahdi Mohammed, mantienen dividido el país, y la prevalencia de las bandas armadas desalienta cada vez más a los operadores humanitarios.
Los operadores han advertido sobre el empeoramiento de las condiciones entre los somalíes, sobre todo porque la lucha facciosa obligó cerrar del principal puerto marítimo en Mogadiscio.
Para algunos voluntarios, la situación podría presagiar un retroceso a las anárquicas condiciones de 1991-1992, cuando la guerra y el hambre mataron a 200.000 personas y allanaron el camino a la intervención de Estados Unidos y la consiguiente misión de las Naciones Unidas.
La operación de la ONU en Somalía (UNOSOM), en su momento la misión de paz más numerosa con 30.000 soldados, se retiró en marzo de 1995 para no regresar.
La muerte de 24 soldados estadounidenses durante la humillante y fracasada cacería humana de Aidid desinfló el apoyo estadounidense a Somalía y cualquier otra ambiciosa misión de la ONU. A pesar de meses de presiones por parte de diplomáticos africanos, la mayoría de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad se niegan a repetir la experiencia.
"La actividad humanitaria requiere un mínimo de cooperación de las partes en el terreno", dijo el embajador británico Peter Gomersall, un miembro permanente del consejo con derecho al veto. "En la mayor parte de Somalía… la cooperación no es bien recibida y el personal internacional es objeto de intimidaciones y ataques", apuntó.
Aduciendo que "las perspectivas no son alentadoras", Gomersall manifestó dudas acerca de cualquier nuevo esfuerzo de la ONU en Somalía debido "a las demandas de competencia de las Naciones Unidas y otros respecto a problemas en que las partes han demostrado su voluntad de emprender el camino de la paz".
El gobierno estadounidense, sacudido por los costos políticos de su intervención en Somalía, no quiere oír hablar de un retorno.
La embajadora norteamericana ante la ONU, Madeleine Albright, dijo que la conquista en septiembre de Baidoa, una capital provincial, por parte de la Alianza Nacional Somalí de Aidid, subrayó la futilidad de las misiones internacionales en ese país.
"Ese episodio hizo más difícil tambien para las naciones donantes la provisión de ayuda a Somalía", dijo Albright. "Como la violencia y la parálisis política continúan, la comunidad internacional de donantes debe dirigir sus limitados recursos a beneficiarios más promisorios".
Para muchos diplomáticos, la falta de atención mundial a Somalía, tras una larga operación de dos años, ha sido deprimente.
"Hubo una época… en que los medios internacionales nos abrumaron reflejando los hechos en Somalía", señaló el embajador indio Prakash Shah. "Si la cobertura de prensa es una guía, ahora parecería que el problema nunca existió".
No obstante, a pesar de la disminución de la presencia de la ONU, Somalía no ha vuelto a hundirse en la guerra civil, indicó su secretario general Boutros Boutros-Ghali. Algunos sectores de la economía somalí aún conservan su impulso, escribió hace dos meses en un informe, mientras el temor de una nueva lucha generalizada como la de 1992 no se materializó.
Como resultado, muchos diplomáticos creen que la crisis somalí ha pasado, al menos en lo que se refiere a la asistencia de la ONU.
Con Washington y sus aliados decididos a no proteger con la fuerza los convoyes humanitarios, la discusión en el Consejo de Seguridad no aportó ninguna ayuda concreta para los somalíes.
Para algunos, ese resultado es típico en un momento que las tropas de la ONU han dejado Ruanda y ni siquiera están considerando una intervención en Burundi, que está por desplomarse en el precipicio de la guerra civil.
"No podemos abandonar a Africa", declaró el embajador marroquí, Ahmed Snoussi, al Consejo de Seguridad. "Comencemos por no desertar de Somalía". (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ego/ip).
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