La Comisión Europea prometió hoy que no se comercializará fuera del continente ni se enviará como ayda a países en desarrollo la carne británica que quedó sin vender en las vísperas del pánico generado por la enfermedad denominada "fiebre de la vaca loca".
Los temores acerca de la carne británica se renovaron con nuevas evidencias descubiertas por científicos de Gran Bretaña respecto de vínculos entre la encefalopatía bovina spongiforme (BSE) o "fiebre de la vaca loca", que afecta al ganado, y la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, que ataca a humanos.
El ministro de Salud de Gran Bretaña, Stephen Dorrel, admitió este jueves que la causa más probable de la muerte de diez jóvenes de su país, en su mayoría trabajadores de frigoríficos, era el consumo de carne infectada.
La Comisión Europea prometió que cualquier medida que se adopte para proteger a los consumidores del continente se aplicaría también a las exportaciones o donaciones a países ajenos al bloque.
Varios países de la Unión Europea (UE), como Alemania, Bélgica y Francia, y de otras regiones del mundo, como Jordania, Nueva Zelanda y Singapur, prohibieron las importaciones de carne bovina británica.
La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE y responsable de la administración de la política agrícola comunitaria, está siendo sometida actualmente a presiones para que prohíba las exportaciones de carne de Gran Bretaña.
Sin embargo, los funcionarios del bloque sostienen que no adoptarán acciones hasta que hayan consultado este lunes a veterinarios especializados en BSE.
"Queremos tanto asesoramiento científico como sea posible", dijo el vocero de la Comisión en cuestiones agrícolas, Gerry Kiely.
Hasta el momento, la Comisión manifestó su "comprensión" acerca de las "acciones preventivas" tomadas por distintos países para salvaguardar la salud y la seguridad de sus ciudadanos, y negaron que estas medidas colidan con leyes comunitarias.
Los funcionarios de la Comisión rehusaron adelantar las eventuales medidas con respecto a la carne británica.
Una posibilidad es prohibir a Gran Bretaña exportar el producto, tanto dentro como fuera del bloque. "No habría diferenciación en ese sentido" entre Europa y el resto del mundo, dijo un portavoz.
La Comisión también podría intervenir en el mercado a través de la compra de las existencias de carne europea, lo cual cubriría las pérdidas de los productores británicos y los perjuicios para los del resto de Europa por la depreciación de la mercadería a causa de la "fiebre de la vaca loca".
El órgano se resiste a adoptar este tipo de medidas debido a virtual imposibilidad de revender la producción. Tradicionalmente, la carne comprada por intervenciones similares resultó exportada a paises ajenos al bloque, entre ellos Rusia.
La Comisión interrumpió las compras de carne hace dos años. Hasta entonces, había seguido una política dirigida a mantener los precios altos. El vertido de los excedentes en el mundo en desarrollo devastó los mercados locales, especialmente los del Sahel, en Africa.
Las compras cayeron de 1,1 millones de toneladas en 1993 a 8.000 toneladas en 1995 debido a los drásticos cambios en el sistema de subsidios a la actividad granjera de la UE, uno de los compromisos asumidos en la Ronda Uruguay del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT).
Aunque las compras sean necesarias, los funcionarios comunitarios aseguran que la carne sospechosa de estar contaminada con el BSE no será exportada a países ajenos al bloque.
"La carne que exportamos al resto del mundo es la misma que comemos en Europa", dijo un funcionario.
La ayuda alimentaria de la UE es segura, agregó. "Las medidas adoptadas para combatir la 'fiebre de la vaca loca' fueron aceptadas por la Organización Mundial de la Salud", dijo.
Los observadores señalan que la política de ayuda alimentaria de la UE es "mucho más coherente" hoy que la desarrollada años atrás, pues presta atención a problemas reales de seguridad alimentaria en Africa y no a la necesidad de verter sus excedentes fuera del bloque.
El gobierno de Gran Bretaña considera el sacrificio de 11 millones de cabezas de ganado bovino, a un costo de 31.000 millones de dólares, para restaurar la confianza en la carne nacional, pero aún no anunció ninguna medida en ese sentido. (FIN/IPS/tra-en/si/rj/mj/96)