Los partidos políticos comenzaron hoy en Italia la campaña para las elecciones del 21 de abril, consideradas entre las más difíciles de la historia republicana del país.
Se trata de una campaña rápida, que se desarrollará en sólo un mes, y de resultado incierto. Unos 49 millones de electores acudirán a las urnas para elegir a 630 diputados y 315 senadores, los cuales deberán dar vida a un nuevo gobierno.
El centroderechista Polo de la Libertad y el centroizquierdista Olivo, los dos grandes bloques políticos italianos, se lanzaron junto con una serie de movimientos menores a la captación de votantes inmediatamente después de que el lunes de noche expirase el plazo para la presentación de candidatos.
El esfuerzo se los partidos se concentra especialmente sobre los electores que aún no ha decidido por quien votar, y que inclinarán finalmente una balanza aún equilibrada. Según las encuestas, las dos grandes coaliciones parten con cerca de 40 por ciento de los votos cada una.
Sin embargo, el centro izquierda parece tener mayores posibilidades, por el apoyo externo que recibirá de Refundación Comunista, un partido que cuenta con un apoyo de ocho por ciento, de acuerdo con las encuestas, y del movimiento formado por el actual jefe del gobierno, Lamberto Dini, que reuniría seis por ciento del total de sufragios.
El triunfo del bloque de centroizquierda llevaría al gobierno por primera vez a los ex comunistas del Partido Democrático de Izquierda (PDS), en un país que durante 50 años fue gobernado por la Democracia Cristiana (DC) o por la alianza de ese mismo partido con los socialistas.
La DC y el Partido Socialista de Italia (PSI) han desaparecido del escenario político nacional.
Mientras, el Polo de la Libertad perdió el aporte del ex líder radical Marco Pannella, que resolvió apartarse de toda alianza, por desacuerdo especialmente con ex dirigentes de la DC.
(sigue)