La popularidad del presidente de Perú, Alberto Fujimori, bajó fuertemente en los últimos dos meses en razón, según los analistas, de la tendencia recesiva iniciada en noviembre pasado tras dos años de espectacular crecimiento económico.
Fujimori es apoyado actualmente por 64 po ciento de la opinión, 11 puntos menos que a fines de 1995.
Hace dos meses el optimismo de los indicadores estadísticos era compartido por la población.
Pese a la persistencia del tradicional alto desempleo y las diferencias abismales entre pobres y ricos, las encuestas señalaban entonces que 49 por ciento de lps peruanos creía que su situación familiar mejoraría en los próximos 12 meses y sólo 10 por ciento pensaba que empeoraría.
Ahora, según el instituto de investigaciones económicas y sociales Apoyo, que hizo la encuesta que revela la erosión del respaldo a Fujimori, la proporción de optimistas ha bajado a 33 por ciento y la de pesimistas subió a 24.
Curiosamente, el porcentaje de respaldo que aún tiene Fujimori, 64, es el mismo que registra el rechazo a una de sus principlaes futuras medidas: la privatización de la estatal Petroperú.
"Son porcentajes que se han encontrado en el camino, pero que reflejan diversas tendencias. La popularidad de Fujimori decrece, en tanto que el rechazo a la privatización de Petroperú se incrementa", comentó' el analista Jorge Arnao.
El tema de la privatización de Petroperú ha despertado y unido a los partidos de oposición, que se encontraban aletargados tras los rudos contrastes sufridos en las elecciones generales de 1995 y las municipales de 1996.
"Fujimori aún tiene un importante respaldo popular después de casi seis años de gobierno, pero tendrá que afinar su política económica y mejorar su comunicación personal con el electorado si quiere ser reelegido nuevamente", comentó Arnao.
La Constitución sólo admite una reelección consecutiva, pero los opositores atribuyen a Fujimori la intención de reformarla, tal como lo hizo en 1992, para obtener un tercer mandato.
Estimaciones y proyecciones a finales de febrero indicaban que la economía decrecerá 3,5 por ciento durante el primer trimestre de 1996.
El ministro de Economía, Jorge Camet, pronosticó a su vez que el "bache recesivo" podría extenderse hasta mediados de año.
Según algunos analistas, la recesion iniciada a fines de 1995 fue provocada por medidas aconsejadas por el Banco Mundial para evitar un peligroso recalentamiento de la economía peruana.
"No se puede repetir un crecimiento de 12 por ciento anual" habría afirmado un experto del Banco Mundial.
Para Arnao, la recesión es consecuencia del desgaste del modelo y no una corrección controlada del mismo.
La reactivación registrada en 1993 (seis por ciento), en 1994 (12) y el año pasado 1995 (6,5 por ciento) no disminuyó significativamente el desempleo provocado por la recesión precedente, señala.
"En América Latina, la reactivación después de una recesión da como resultado que por cada uno por ciento de aumento del producto bruto se genera un aumento del uno por ciento en la oferta de empleo, pero en Perú en 1993 y 1994 el empleo sólo se recuperó 0,2 por ciento", indicó.
Pero otros adversarios de Fujimori, como Mirko Lauer, columnista del matutino opositor La República, piensan que las expectativas reeleccionistas de Fujimori lo inducirán a aflojar oportunamente sus medidas recesivas.
"Entre los opositores siempre hay la esperanza de que la economía llegue a ser el talón de Aquiles de Fujimori, pero mientras tenga en sus manos el instrumento para reactivar – reservas suficientes- podrá dormir tranquilo", dice Lauer.
La depresión iniciada favorecerá al sector empresarial en la medida en que contribuirá a imponer una dura disciplina laboral, añade.
Según prevé Lauer, Fujimori reactivará la economia cuando inicie su campaña reeleccionista para el año 2000. "Así, el pueblo llegará a las urnas hambriento, confundido y agradecido", destaca.
"Mas que talón de Aquiles de Fujimori, la recesión puede ser el talón de Atila que termine de aplastar a los trabajadores peruanos", concluye Lauer. (FIN/IPS/al/dg/ip-if/96)