La decisión del Banco Central de Paraguay de resistir a las presiones oficiales para la reapertura de una entidad en problemas sumió en una grave crisis al gobierno del presidente Juan Carlos Wasmosy.
Cuando ya todo hacía suponer que había triunfado la tesis del gobierno en favor de la venta del intervenido Banco General al grupo empresarial paraguayo Daher, surgió la decisión del Banco Central, adoptada en forma unánime por el directorio de cinco miembros, de declarar en quiebra a la entidad.
En esta decisión influyó en forma decisiva la Contraloría General de la Republica, cuyo titular, Daniel Fretes Ventre, fue nombrado por un parlamento dominado por la oposicion y pertenece al Partido Liberal Radical Autentico liderado por Domingo Laíno.
Fretes Ventre dio su dictamen negativo para la operación, que hubiera representado una especie de modelo para solucionar la crisis financiera paraguaya que ya lleva casi un año.
El gobierno tuvo interés en reflotar el Banco General, el más grande de capital nacional caído el año pasado.
Pero el instituto emisor asumió la posición contraria, fundamentada en dos dictámenes de la Contraloría General, que descalificó la oferta del grupo Daher por no presentar un plan apropiado de capitalizacion.
La aceptación de la oferta hubiera significado para el Banco Central el uso de sus reservas internacionales, que ya se encuentran exhaustas tras el auxilio de 300 millones de dólares dado a las entidades financieras en problemas.
La Contraloría también puso en tela de juicio la "moralidad comercial" del grupo Daher, interesado en la operación, al que acusó de haber operado "en negro" por millones de dólares en el sistema financiero paraguayo.
Actualmente se investiga la operación en negro de las entidades bancarias y financieras, a instancias de la propia Contraloría, pero el gobierno no tendría mayor interés en destapar la monumental evasión triburaria, según reconoció el propio Fretes Ventre.
El contralor adquirió un papel protagónico en la actual crisis y se piensa que consiguió más poder fiscalizador tras el desenlace del enfrentamiento con el gobierno, ya que el Banco Central adoptó su punto de vista, en vez de seguir la indicación del equipo económico de Wasmosy.
Esta situación revela el peso de la oposición liderada por Laíno, que se ha constituído no sólo en el soporte del propio Wasmosy, cuyo apoyo en el gobernante Partido Colorado se encuentra debilitado por conflictos internos, sino en el árbitro de la política actual, según el analista Mauricio Schwartzman.
Con vistas a las elecciones presidenciales de 1998, es posible que los reacomodos en el tablero político vayan dándose en función de esta nueva situación, en la que la Contraloría y la oposición tendrían en sus manos la solución al acertijo financiero en el que se juega la estabilidad del país. (FIN/IPS/ct/ag/ip-if/96)