La derecha religiosa de Pakistán cree ver en la derrota de la selección nacional de cricket en el campeonato mundial un castigo divino por el hecho de que una mujer gobierna este país musulmán.
Pero los radicales islámicos, que no vacilaron en afirmar eso cuando el equipo de India eliminó al de Pakistán, se las verían en figurillas para explicar, con el mismo criterio, cómo Sri Lanka ganó el torneo el domingo en Lahore.
Sri Lanka tiene dos mujeres en los puestos políticos más encumbrados, la presidenta Chandrika Kumaratunga y su madre, la primera ministra Srimavo Bandaranaike, electa para ese cargo por primera vez en 1960.
El triunfo puso al equipo srilankés encima de potencias deportivas como Emiratos Arabes Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Indias Orientales, Kenia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Zimbabwe.
El escándalo que produjo en Pakistán la eliminación de la selección nacional, que perdió ante India como visitante el partido de cuartos de final en Bangalore, fue mayor que ningún otro en los últimos años, pero poco tuvo que ver el deporte con eso.
A los paquistaníes les resultó intolerable que su equipo, que resultó campeón en el anterior torneo hace cuatro años, perdiera con India, con la que mantiene varios conflictos limítrofes desde 1947, cuando ambos países se independizaron del colonialismo británico.
Pero los países del sur de Asia asumieron como propio el triunfo de Sri Lanka frente a Australia en la final del campeonato y lo consideraron un logro de toda la región.
No obstante, los jugadores de la selección paquistaní pasaron de ser héroes nacionales a villanos, pues sus compatriotas sólo les permitían el derecho a ganar. Las razones no sirvieron para nada en medio de la furia.
"Debemos aceptar el resultado con elegancia", dijo la primera ministra Benazir Bhutto, pero pocos le hicieron caso.
Por el contrario, una alta corte judicial de Paquistán llegó a atribuir la derrota al "alejamiento de la religión" de los jugadores.
La derecha religiosa de Pakistán, por su parte, aprovechó para contraatacar. "El gobierno disemina la obscenidad a través de sus programas de televisión, y por eso Alá Todopoderoso provocó la derrota del equipo", dijo el opositor S. A. Hameed.
Los senadores del radicalismo islámico atribuyeron la derrota a "acontecimientos culturales vulgares e inmorales" organizados por el gobierno. Además, los partidos religiosos acusaron al gobierno de promover "una cultura antiislámica basada en valores corruptos y occidentales".
"La extravagancia, la vulgaridad y la inmoralidad cometidas en nombre de la cultura fue lo que provocó la furia de Alá", dijo Hussain Ahmed, jefe del partido Jamat-i-Islami.
A su vez, el ministro de Justicia de Pakistán, Raza Rabbani, recordó que Qazi empleó música y canciones occidentales en su campaña electoral. Otros integrantes del gobierno dijeron que Maulana Abdus Sattar Niazi, líder del partido Jaimat-Ulema-Islam, no protestó cuando los jóvenes bailaban en sus actos.
Según los liberales paquistaníes, el país fue "islamizado" bajo el gobierno militar del general Zia-ul-Haq (1977-1988), que censuró a la prensa, ejerció represión política y social, especialmente contra mujeres, y la virtualmente eliminó la cultura nacional.
Ocho años después de la imprevista muerte de Zia en un accidente aéreo que allanó el retorno de la democracia, Pakistán vuelve paulatinamente a la "normalidad" de los tiempos anteriores al régimen, dicen.
De todos modos, la derecha religiosa se resiste. Muchos dirigentes islámicos sostuvieron que los espectáculos culturales previstos durante el campeonato mundial de cricket estaban contra los códigos morales de la sociedad paquistaní.
Pero el torneo, jugado en India, Pakistán y Sri Lanka, resultó una muestra de la solidaridad entre los países de la región. Cuando Australia se negó a jugar en Sri Lanka por razones de seguridad, India y Pakistán dejaron de lado las rivalidades y enviaron un equipo combinado a Colombo.
En la capital se leyeron entonces carteles que daban la bienvenida "a los dorados hijos de India y Pakistán". "Fue un magnífico gesto y un gran día para la solidaridad en el sur de Asia", dijo el canciller de Sri Lanka, Lakshman Kadirigamar.
El triunfo de Sri Lanka en el partido final contra Australia en Lahore, Pakistán, tuvo sabor a revancha.
El cricket despierta en la región fanatismos casi religiosos. Introducido por las autoridades coloniales de Gran Bretaña, este deporte es hoy es uno de los ingredientes fundamentales de los sentimientos nacionalistas en los países.
La casa del capitán de la selección de Pakistán, Wazim Akram, fue apedreada, y, a pesar de que no jugó en el partido contra India a causa de una lesión, se lo acusó ante una corte de "negligencia criminal" y "fraude a la nación".
Del mismo modo, la policía de India montó un dispositivo de seguridad en la casa del capitán del equipo nacional para prevenir posibles ataques de enojados fanáticos que le atribuían la responsabilidad de la derrota en la semifinal contra Sri Lanka, en Calcuta.
En ese partido se registraron incidentes, pero habitantes de Calcuta pidieron disculpas a los srilankeses en una carta que publicaron en un diario de Nueva Delhi.
"Disculpen, caballeros. Lo del día 13 no fue un partido de cricket. Srilankeses, indios, amantes del cricket en todo el mundo, Calcuta está apenada. No sucederá de nuevo", dice la carta, lo que demuestra el tono del torneo.
Aun los países de la región que no participaron en el campeonato festejaron el triunfo de Sri Lanka. El presidente de Maldivas ofreció al equipo campeón una semana de vacaciones con todos los gastos pagos si triunfaban. (FIN/IPS/tra-en/rs-bs/kd- cpg/mj/cr/96)