Las últimas elecciones municipales de Nigeria se transformaron en un triunfo para el gobierno militar encabezado por el general Sani Abacha, pese a la convocatoria de boicot de la oposición.
Grandes masas de votantes concurrieron este sábado a las urnas de todo el país, como lo reconoció incluso la prensa generalmente crítica hacia el régimen.
"Realmente me sorprendieron los resultados, que contradijeron todas las predicciones", manifestó Obafemi Adewale, miembro de la comisión que el pasado año elaboró el proyecto de la nueva y controvertida Constitución nacional.
Sin embargo, la votación no estuvo exenta de incidentes. Hubo al menos cuatro muertes, entre ellas la de un bebé de dos meses, como resultado de enfrentamientos políticos.
Más de 70 personas fueron detenidas en todo el país tras ser acusadas de sobornar votantes, secuestrar funcionarios electorales y atacar policías. Los detenidos serán sometidos al Tribunal de Abusos Electorales, que podría dictar sentencias de hasta cinco años de prisión.
Pero en un país acostumbrado a las diarias escaramuzas políticas y a la compra de votos, esos incidentes no llamaron demasiado la atención. El gobierno decidió celebrar elecciones parciales en aquellas áreas donde los ciudadanos no pudieron votar por causa de violencia o de amenaza de violencia.
Los comicios no partidarios del sábado forman parte de una complicada elección de tres fases.
Los votantes eligieron delegados para un colegio electoral, y el 23 de marzo esos delegados designarán consejeros locales, que a su vez elegirán un presidente para su gobierno municipal dos días después. En octubre habrá nuevas elecciones sobre una base partidaria.
Las elecciones marcaron el comienzo de un período de transición de tres años hacia los comicios presidenciales y la instauración de un régimen civil previstos para enero de 1998, según un programa anunciado por los militares a fines del pasado año.
El gobierno confía en que la positiva respuesta obtenida este de la ciudadanía este sábado desaliente la demanda internacional de sanciones contra el régimen para acelerar el proceso de democratización.
La oposición promovió un boicot argumentando que el proceso de transición en su conjunto no es válido, ya que en 1993 hubo elecciones presidenciales que fueron anuladas por los militares. El ganador, el rico comerciante Moshood Abiola, permanece aún en la cárcel.
"Cualquier elección organizada por los militares es una pérdida de tiempo, de energía y una gran payasada", dijo a IPS un residente de Lagos.
El grupo Human Rights Africa y la Organización por las Libertades Civiles publicaron este lunes sendos mensajes en que exhortan al electorado a no dejarse engañar por el programa de transición de Abacha. (FIN/IPS/tra-en/ro/ml/ip/96)