NIGERIA-BENIN: Cierre de fronteras causa molestias… y ganancias

Augustine Kalu, de 30 años, estaba de buen humor, después de que guió a dos comerciantes benianos por un sinuoso camino de arbustos a través de la frontera entre Nigeria y Benin.

Kalu, uno de los cientos de agentes aduaneros cuya licencia fue revocada por el gobierno de Nigeria, se unió a más de 200 jóvenes que iban y venían por la frontera en busca de viajeros que pretenden cruzarla en forma ilegal.

Desde el cierre de la frontera la semana pasada, Kalu y sus compañeros ganaron buen dinero como "guías de emergencia" que contratan benianos y nigerianos que quieren entrar a Benin.

Benin cerró su lado de la frontera el 29 de febrero, con miras a las elecciones presidenciales del martes 3, pero no notificó la medida a las autoridades de Nigeria, que le siguieron el juego al día siguiente a los comicios. Por eso, los caminos permanecen clausurados.

Ola Olota, jefe de prensa de la Cancillería de Nigeria, dijo que no habría declaraciones oficiales sobre el asunto. Pero otras fuentes consideraron que estos hechos reflejan el continuo deterioro de las relaciones entre estos dos vecinos de Africa oriental.

Según estas fuentes, el gobierno de Nigeria se sintió ofendido después de que un alto diplomático fue obligado a permanecer en Benin, aun cuando éste explicó que debía ingresar a su país por una misión muy seria y urgente.

La negativa del gobierno de Benin a extraditar una pareja de estadounidenses que tenían en su poder un arsenal presumiblemente destinado a rebeldes nigerianos también sacó de quicio al régimen del general Sani Abacha.

Las largas colas de automóviles y ómnibus repletos de gente en los puestos de frontera desaparecieron. La única posiblidad para quienes deben cruzarla es la vía ilegal, asistidos por Kalu y sus colegas, que cobran a sus clientes unos siete dólares por una travesía de menos de un quilómetro.

"Y de ese dinero, a mí me queda menos de la mitad", dijo el joven, pues, aseguró, debe sobornar a ciertos funcionarios. "Espere y verá cuando reparta el dinero", confió al corresponsal de IPS, que simulaba ser un posible viajero.

"No hay mal que por bien no venga. A comienzos del año, no tenía un centavo y, de repente, cerraron la frontera. Ahora gano más de 12 dólares por día", dijo Onbi Ogbonaiya, otro ex agente de aduanas convertido en guía.

A un lado del camino, otro guía, visiblemente satisfecho después de un viaje, se deslizó como una sombra hacia un grupo de colegas suyos para compartir con ellos un trago de aguardiente barato. Sacó un mazo de billetes, los contó cuidadosamente se los metió en sus medias gastadas.

Otro guía le hizo una pregunta. "El camino está limpio. Si quieres ir ahora, aprovecha antes de que aparezcan por ahí los superiores de los guardias", contestó.

Uno de los guías advirtió a los demás que no pidan ayuda "a nadie". "Si no, se meterán en líos", alertó. Varias personas que pretendían cruzar la frontera fueron detenidos.

El cierre de fronteras se produjo a pesar de las normas de la Comunidad Económica de Estados de Africa Orienta, que garantiza el libre movimiento de los ciudadanos de las 16 naciones que la integran. (FIN/IPS/tra-en/ro/jm/kb/mj/ip/96)

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