Cuarenta y un años después que la mujer nicaragüense conquistó sus derechos políticos, el voto femenino tendrá un peso trascendental en los comicios de opctubre en este país, ya que representa 51,86 por ciento del electorado nacional.
De acuerdo a datos preliminares del Censo Nacional, dados a conocer en septiembre del año pasado, se estima en 2.273.000 el número total de nicaragüenses en edad de votar, de los cuales 1.179.000 son mujeres.
Las diferentes encuestas de opinión confirman que tres de cada diez mujeres mayores de 16 años no saben aún si ejerceran el voto el 20 de octubre próximo o no tienen candidato alguno.
"En muchos lugares pobres y abandonados las mujeres dicen que no tienen por quién votar", comentó a IPS Angela Rosa Acevedo, ejecutiva del Centro de Derechos Constitucionales.
"Que no lo hicieran representaría un atraso terrible porque dejaría a la abstención como una opción de vida", señaló.
De acuerdo a una encuesta de Borge y Asociados de fines de 1995, el número de potenciales abstencionistas y de indecisos es mayor entre las mujeres. Más de 10 por ciento de ellas no sabe aún por quién sufragará en octubre, contra 6,2 pro ciento entre los hombres.
Otro sondeo, de la firma CID-Gallup y difundido en noviembre pasado, refleja que ninguno de los partidos políticos que participarán en la contienda electoral resultan atractivos para 33,3 por ciento de las mujeres votantes, contra 28,7 entre los hombres.
"El problema es que las candidaturas y los partidos están dominados por hombres", comentó Acevedo.
El derecho al voto de la mujer fue aprobado en Nicaragua en 1955, 16 años después que en El Salvador y seis que en Costa Rica.
Paradójicamente, quien elevó a rango constitucional ese derecho fue el dictador Anastasio Somoza García, quien pretendía ser reelecto y necesitaba para ello del voto de la mujer.
En las tres primeras constituciones nacionales (1838, 1854 y 1858), se establecía que los únicos facultados para votar eran los que tenían bienes o propiedades, asi como oficio o profesión. En ambos no clasificaban las mujeres.
"El voto era sólo para hombres hacendados y ricos", afirmó Acevedo, del Centro de Derechos Constitucionales, instancia que ha analizado y publicado varios estudios sobre el tema.
"Los partidos conservadores fueron los más drasticos para tratar los derechos políticos de la mujer. Fueron los peores", destacó.
En las elecciones de febrero de 1990, de acuerdo a cifras oficiales, el voto femenino fue determinante para el triunfo de Violeta Barrios de Chamorro y la derrota del Frente Sandinista.
"La mujer, desde el silencio, actuó y votó por acabar con un sistema que no le parecía conveniente", apuntó Acevedo.
No obstante, la presencia femenina en los diversos poderes del Estado es poco significativa.
Sólo 15 mujeres resultaron electas diputadas en 1990, sobre un total de 90 congresistas, mientras son 127 las concejalas titulares y 161 las suplentes, 14 y 18 por ciento del total respectivamente.
En 20 municipios nicaragüeneses (15 por ciento del total), no existe representación femenina alguna, al tiempo que apenas 13 de los 131 alcaldes son mujeres.
La flamante Coalición de Mujeres, que aglutina a dirigentes de todo el abanico político, presentó este viernes en asamblea pública su "agenda minima".
Allí demandan, por ejemplo, "la elección y designación en igualdad de condiciones a cargos públicos y partidarios, ya sea por medio de cuotas o cualquier otro mecanismo que asegure este propósito".
Ninguno de los 34 partidos políticos que gozan de personería jurídica ha impulsado hasta ahora la candidatura oficial de una mujer al cargo de presidente de la república para las próximas elecciones.
Es muy improbable entonces que Violeta Barrios de Chamorro entregue el mando presidencial a otra mujer. (FIN/IPS/rf/dg/ip-pr/96).