El líder del ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDS), Massimo D'Alema, rechazó la idea de una Europa encerrada en sí misma y reclamó una apertura económica y política hacia los otros países del continente.
Europa "se debe abrir, desde el punto de vista económico y político, hacia los otros países y continentes, en primer lugar las otras naciones del continente", dijo el secretario general del PDS, el principal partido de Italia.
La Conferencia Intergubernamental (CIG 96), que se inaugurará en Turín el día 29 y a la que asistirán los Jefes de Estado y de gobierno de los 15 países de la Unión Europea (UE), debe representar "una etapa de ampliación a los países del este", declaró a IPS D'Alema.
La CIG 96 constituye el acontecimiento más importante del semestre de presidencia italiana de la UE, que deberá proceder, en el arco de un año, a la reforma del Tratado de Maastricht, que dio vida a la UE.
Por lo tanto, postuló una Europa no confinada en un pacto entre los países más ricos, sino abierta, de acuerdo a su espíritu democrático.
Respecto de la emigración, el dirigente del partido más importante de la coalición de centroizquierda sostuvo que se deben regularizar los flujos de ingresos, en acuerdo con los países de donde provienen, y crear las condiciones que eviten su explotación, marginalidad y degradación social.
D'Alema manifestó que no es seguro que Italia esté en condiciones de respetar los parámetros fijados en 1991 en la ciudad holandesa de Maastricht para ingresar a la tercera y última fase de la integración, la Unión Monetaria (UEM), y el establecimiento de la moneda única (Euro) en el año 2002.
Los más importantes, a alcanzarse en 1997 pero que podrían postergarse un año, son que el déficit público, que no debe superar tres por ciento del producto interno bruto (PIB), y la deuda pública, 60 por ciento. La inflación no debe superar 1,5 por ciento del promedio de los tres países con niveles más bajos.
En caso que no se puedan respetar de inmediato los parámetros de Maastricht, Italia se debera agregar en un segundo momento a la UEM y a la moneda única europea, lo cual dará origen a la estabilidad monetaria y a la contención de los tipo de interés, dijo D'Alema.
Sobre una eventual postergación de la fecha en que se deben alcanzar los parámetros, D'Alema dijo que se trata de una decisión política, aunque agregó que "es evidente que se deberá postergar si solo Alemania y Luxemburgo han cumplido las condiciones fijadas en Maastricht".
A su juicio, la unidad de Europa no puede estar ligada sólo a objetivos de convergencia financiera y de unidad monetaria, "sino que se debe proponer objetivos positivos en política de trabajo y de expansión de los derechos sociales".
"Espero que la próxima conferencia de Turín relance estos objetivos: poner junto a los de carácter monetario, los de tipo social, de ocupación, de defensa del ambiente, todos los temas que hasta ahora se han quedado en la sombra y que la izquierda debe colocar en el centro del proceso de unidad europea". (FIN/IPS/jp/ag/ip/96)