La bomba que explotó hoy en Tel Aviv y provocó la muerte de 12 personas amenaza romper el diálogo de paz entre Israel y las autoridades palestinas, pues podría obligar al gobierno de Shimon Peres a adoptar una línea más dura.
Doce personas murieron y al menos 40 resultaron heridas en una explosión en un establecimiento comercial en el centro de Tel Aviv, según los primeros informes oficiales.
Algunas versiones indican que la bomba fue activada por un terrorista suicida, al igual que las que ocasionaron la muerte de 59 personas desde el 25 de febrero, pero otros informes sostienen que el autor del atentado colocó el artefacto en una máquina expendedora de efectivo.
También se sostuvo que la bomba fue detonada dentro de un auto estacionado.
Unos 13,5 kilogramos de explosivos cargados por un terrorista suicida explotaron el domingo dentro de un autobús en el centro de Jerusalén, lo que provocó la muerte de 18 pasajeros, además del autor del atentado.
Una explosión exactamente igual, hasta en el número de víctimas, había ocurrido la semana anterior.
Peres declaró la "guerra total" al movimiento radical islámico Hamas después del atentado del domingo, y afirmó que el gobierno gastaría 100 millones de dólares en la construcción de muros entre los territorios israelíes y palestinos.
El primer ministro de Israel aseguró que las familias de los terroristas suicidas recibirán castigo.
"Todos coincidimos en que debemos derribar a esta organización. No nos espantarán. Hemos decidido dar a esta guerra la máxima prioridad, y empeñaremos todos nuestros hombres, ideas y medios", afirmó Peres.
El proceso de paz se sumió en la confusión debido a los atentados, que también minaron la credibilidad del líder de la Administración Nacional Palestina, Yasser Arafat, y de Peres, quien competirá en las elecciones de mayo con el derechista partido Likud, que se opone al diálogo. (FIN/IPS/tra- eng/fn/mj/ip/96)