Las condiciones de salud de la población de Iraq retrocedieron a los niveles de hace 50 años a causa de las sanciones internacionales, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS se sirvió de investigaciones realizadas en varias zonas de Iraq para afirmar el lunes que la desnutrición infantil se extiende por todo el país. Los problemas identificados comprenden anemia y deficiencia de vitamina A y de proteínas energéticas.
El precio de los productos alimenticios es ahora diez veces superior a los valores previos a la guerra del Golfo, de 1991. La mayoría de los iraquíes sobreviven en la semi inanición debido a la crónica escasez de alimentos y a la falta de dinero para pagarlos.
La situación se agrava por la presencia de epidemias de malaria, cólera, fiebre tifoidea y otras enfermedades infecciosas, y la calidad de los servicios de salud declinó drásticamente.
El cuidado de la salud se ha desorganizado y a la suspensión de programas de vacunación sucedió un gran aumento de casos de enfermedades de posible prevención.
Así mismo, la mortalidad entre menores de cinco años se multiplicó por seis desde 1990 hasta 1994, de acuerdo con información del Ministerio de Salud relativa a 15 de las 18 gobernaciones de Iraq.
También parece haber aumentado en alta medida la mortalidad materna, aunque se carece de información estadística, y los casos de bebés de peso insuficiente se multiplicaron por cinco y comprenden ahora más de 20 por ciento de los nacimientos registrados.
La propagación de la malaria, una enfermedad que determina numerosas complicaciones en el embarazo, se cuenta entre las principales causas del incremento de la cantidad de bebés de bajo peso.
La malaria es endémica en tres de las gobernaciones del norte del país y su incidencia creció allí de 95 a 22.600 casos cada 100.000 habitantes entre 1990 y 1994 y se difunde a otras zonas que no había alcanzado antes de la guerra del Golfo.
La OMS preparó su estudio especialmente con datos proporcionados por el gobierno iraquí, aunque también manejó información propia, de otras agencias del sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de organizaciones no gubernamentales.
El material divulgado por la OMS confirmó datos publicados en diciembre por el periódico especializado británico The Lancet.
El estudio publicado por The Lancet concluyó que las sanciones impuestas por la ONU a Iraq desde 1990 fueron causa de la muerte 567.000 niños a partir del final de la guerra del Golfo.
La conclusión se apoyó en una investigación realizada por FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Mary Smith Fawzi, de la Escuela de Harvard de Salud Pública y participante en la investigación de FAO, puntualizó que la cantidad real de muertes fue probablemente mayor a la mencionada.
Los decesos se debieron a desnutrición, según Fawzi, que atribuyó la crisis al empantamiento del diálogo entre el gobierno iraquí y el Consejo de Seguridad de la ONU.
"La población de Iraq está atrapada" en las consecuencias políticas de la guerra, dijo Fawzi.
La única esperanza inmediata reside en el eventual acuerdo en la ONU acerca del plan que autorizaría a Iraq a vender petróleo por 1.000 millones de dólares en periodos renovables de 90 días, y en que los ingresos se destinen a la compra de alimentos y medicinas.
El presidente iraqui Saddam Hussein rechazó inicialmente la propuesta, por entender que viola la soberanía de su país. Pero luego aflojó su resistencia, para limitarla finalmente a la obligación impuesta de dedicar el producto de la exportación de petróleo a la ayuda humanitaria.
Los representantes de Iraq y de la ONu discutirán nuevamente el asunto el 8 de abril.
El diario Babel, propiedad de Uday, el hijo de Saddam Hussein, anunció que Iraq aceptará el acuerdo petrolero. El cambio de actitud del gobierno se debería a que el hambre sigue en aumento.
UNSCOM, el comité designado por la ONU para vigilar los arsenales iraquíes, informará en abril al Consejo de Seguridad acerca del cumplimiento del régimen de Saddam Hussein de la exigencia de eliminación de sus armas de destrucción masiva.
Las sanciones sólo podrán levantarse cuando UNSCOM certifique al Consejo de Seguridad que Iraq acató todas las condiciones que la ONU le impuso en el acuerdo de cese del fuego.
Las cosechas de la primavera boreal serán pobres en Iraq, debido a la falta de fertilizantes y pesticidas y de piezas de recambio para maquinaria agrícola.
La producción agraria pudo sostener hasta ahora el sistema de racionamiento de alimentos, pero las malas perspectivas de las nuevas cosechas amenazan la distribución.
Anthony Piel, asistente del director general de la OMS, Hiroshi Nakajima, advirtió a la prensa en Ginebra que la atención de las necesidades básicas de alimentos y medicamentos de la población iraquí exige unos 1.000 millones de dólares al año.
Según Piel, una opción para lograr esa suma sería el descongelamiento de los activos de Iraq en el extranjero. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/ff/he/96).