/INTEGRACION/BRASIL-MEXICO: Una alianza estratégica aún imprecisa

La alianza estratégica que México le propuso a Brasil durante la visita que realizó a ese país el presidente Fernando Henrique Cardoso la semana pasada dejó más interrogantes que respuestas sobre el presunto acercamiento bilateral y su repercusión regional.

Se trata de la "más reciente y espectacular jugada de marketing mexicano", estimó la Gazeta Mercantil, el más importante diario económico brasileño, señalando que México se caracteriza por gastar millones para mejorar su imagen internacional.

La visita de Cardoso a México fue "un error", evaluó a su vez el cientista político Clovis Brigagao, presidente del Centro de Estudios Norteamericanos, de una universidad privada de Rio de Janeiro.

La comitiva brasileña no incluyó ningún ministro del área económica, cuando los más interesados en establecer contactos eran los empresarios, argumentó.

Cardoso fue acompañado sólo por los ministros de Cultura y Relaciones Exteriores, dándole a su visita un carácter político- cultural y de "nostalgia", de encuentro con sus viejos amigos intelectuales mexicanos, sin resultados prácticos, consideró.

En cambio, el senador Fernando Solana, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado mexicano, opinó que la visita de Cardoso tuvo "enorme importancia", al marcar el inicio de un proceso de acercamiento "a un nivel más alto".

La unión entre los dos países determinará el futuro de América Latina, ya que México y Brasil concentran 60 por ciento del producto interno bruto, de la población y de las exportaciones de la región, además de ocupar una posición geopolítica decisiva, componiendo el eje Norte-Sur del subcontinente, destacó.

"América Latina irá tan lejos como vaya la alianza entre Brasil y México", afirmó el senador a IPS desde Sao Paulo, donde participó en una reunión de la Mesa Directiva del Parlamento Latinoamericano, del que es primer Presidente Alterno.

Con la presencia de Cardoso, "el alma latinoamericana" de México renació, sostuvo Solana, definiendo la alianza propuesta como "algo más amplio que un acuerdo comercial", de naturaleza más bien política, que tendrá frutos económicos más adelante.

La prensa brasileña destacó que la propuesta sorprendió a las autoridades brasileñas, al incluir medidas para ampliar el comercio, el intercambio de servicios y de inversiones, además de protección a la propiedad intelectual.

Responder que todo deberá ser discutido con el Mercado Común del Sur (Mercosur), que Brasil integra junto a Argentina, Paraguay y Uruguay, habría sido la forma con que Cardoso eludió un mayor compromiso con México, indicaron los diarios brasileños.

México, enfrentado a una crisis que le exigirá "cinco a diez años de recuperación", está interesado en obtener apoyos en el sur para fortalecerse ante sus socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), Estados Unidos y Canadá, observó Brigagao.

Ello explicaráa la búsqueda de una alianza abstracta con Brasil, consideró.

El futuro de la inserción regional de México depende de la concreción del área de libre comercio hemisférica. Por ahora hay que responder a la realidad concreta del Mercosur, el TLC, la Asociación Latinoamericana de Integración, indicó.

Para la diplomacia económica de Brasil, lo prioritario es extender los acuerdos de libre comercio del Mercosur a toda América del Sur, incluso para obtener mejores condiciones de negociación con Estados Unidos en vistas de la constitución del bloque continental.

México desarrolla hace mucho una estrategia de diversificación de sus relaciones económicas, firmó un acuerdo comercial con Chile antes del TLC, es miembro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y varios otros grupos de integración, recordó por su lado Solana.

Económicamente, la fuerza de atracción de Estados Unidos se refleja en las cifras del comercio exterior.

En 1995, México exportó por 42.565 millones de dólares a su poderoso vecino e importó por 34.469 millones. El total representa 61 veces el comercio mexicano-brasileño.

El año anterior, antes de la crisis financiera estallada en diciembre de 1994, las sumas respectivas habían sido de 51.645 y 54.790 millones, un flujo comercial de 106.435 millones de dólares, 38 por ciento más que en 1995.

Con Brasil, el intercambio cayó 21 por ciento entre 1994 y 1995, bajando a 1.267 millones de dólares, pero la gran devaluación del peso mexicano produjo un vuelco en el comercio bilateral.

El año pasado, de un déficit de 849 millones de dólares en 1994, México pasó a tener un superávit de 223 millones en su comercio con el gigante de América del Sur. (FIN/IPS/mo/dg/if/96)

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