Las cifras, obstinadas, se han encargado de dar sustento a la búsqueda de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que vive un nuevo capítulo en esta ciudad del Caribe colombiano.
En Cartagena se han congregado más de mil empresarios del hemisferio y el miércoles se les sumarán ministros de Comercio Exterior de 34 países, cuyos presidentes decidieron en 1994 la negociación del ALCA para el 2005.
Es un proceso bañado de retórica, de escepticismo por el auge de fuerzas proteccionistas en el principal futuro socio, Estados Unidos, y por la distancia del año 2005, pero no resulta en cambio desmentido por las cifras.
Así lo atestiguan documentos de la Comisión Económica para América Latina, la Asociación Latinoamericana de Integración y el Banco Interamericano de Desarrollo, conocidos en el Foro Empresarial y la Reunión Ministerial de Cartagena.
Asia ha sido el principal agente del auge del comercio mundial, al cuadruplicar sus exportaciones entre 1980 y 1993, en tanto sus importaciones crecen casi 15 por ciento al año en el caso de los países del sur y sureste, aunque son menores los porcentajes correspondientes a Japón.
En el caso americano, las exportaciones crecieron alrededor de 60 por ciento en el período 1980-1993, pero con ritmo ascendente en los últimos años: las ventas de América del Norte crecen a casi 10 por ciento anual y las de América Latina a cerca de siete por ciento.
Las importaciones de América del Norte aumentaron sobre 10 por ciento interanual en 1992-1995, aunque se prevé un descenso en 1996, a un siete por ciento. Las de América Latina fueron altas al comenzar esta década, aunque la tasa de crecimiento anual decreció en 1995.
Es, sin embargo, de lejos una relación muy desigual, porque el binomio Estados Unidos-Canadá acumula 75 por ciento de los 900 billones de dólares de exportaciones de lcontinente y 78 por ciento de sus 1.050 billones en importaciones.
Pero si en el caso de Canadá y Estados Unidos el crecimiento comercial se conecta con la puesta en funcionamiento de su Tratado de Libre Comercio (TLC), al que también está asociado México, para América Latina es claro que el auge del intercambio es una resultante de los acuerdos de integración desarrollados.
El Mercosur exportó en 1994 por 62.200 millones de dólares e importó por 61.900 millones. En importaciones, la participación de América Latina pasó de 16 por ciento en 1980 a más de 26 por ciento en 1994, y en exportaciones de 20 a 30 por ciento.
En el Grupo Andino, América Latina pasó a ser mercado para 25 por ciento de sus exportaciones (16 por ciento en 1980), en tanto las importaciones latinoamericanas representaban otro 25 por ciento en 994, frente a 13 por ciento de 15 años atrás.
Mientras el Mercosur tiene a la Unión Europea (UE) como principal socio comercial, el Grupo Andino, que exporta por 34.000 millones de dólares e importa por 30.000 millones, tiene como principal referencia a Estados Unidos, con 42 por ciento de sus exportaciones y 34 por ciento de las importaciones.
Los países del Mercado Común Centroamericano (5.500 millones de dólares en exportaciones y 10.000 millones en importaciones) registran un leve incremento de América Latina como mercado para sus productos (de 29 por ciento en 1980 a 31 en 1994) y merma como proveedor (de 38 a 31 po ciento).
Chile (11.000 millones de dólares en exportaciones y otro tanto en importaciones, en 1994), tiene como principales interlocutores a América Latina (22 por ciento de exportaciones y 26 por ciento de importaciones) y a la Unión Europea (23 y 21 por ciento, respectivamente).
México (62.000 millones de dólares en exportaciones y 80.000 millones en importaciones) tiene en América Latina un socio muy pequeño (cuatro por ciento), pues 85 por ciento de sus exportaciones van a Estados Unidos, de donde proviene 70 por ciento de sus importaciones.
Estas cifras dan base a las grandes líneas que adoptan los negociadores del ALCA, comenzando por la decisión de los países latinoamericanos y caribeños de avanzar hacia esa zona de libre comercio hemisférica mediante la convergencia de sus esquemas subregionales de integración.
También, la permanencia de una ventana hacia otras opciones, como la ampliación del TLC en una especie de Ronda Uruguay hemisférica, como la que a nivel global produjo la Organización Mundial de Comercio.
También opera como freno la tentación de "construir una muralla comercial alrededor del continente", según dijo el dirigente empresarial colombiano Jorge Ramírez.
Ello porque para el Mercosur, por ejemplo, la asociación con la UE es tan productiva o más que con sus socios en el hemisferio, en tanto países como Chile y México se han beneficiado de negociaciones sustrayéndose a esquemas subregionales de sus vecinos latinoamericanos.
Las cifras, por último, muestran un gran mercado común si éste se concreta dentro de 10 años, pues los 34 países que lo buscan ocupan 39,6 millones de kilómetros cuadrados, tienen 745 millones de habitantes y un Producto Interno Bruto de 8.640 billones de dólares. (FIN/IPS/hm/dg/if/96)