Los disturbios iniciados el pasado viernes por indígenas de una localidad minera de Indonesia en protesta por el desconocimiento de sus derechos obligaron a los operadores estadounidenses de la mayor mina de oro del mundo a suspender sus actividades.
Indígenas armados con piedras y flechas atacaron las instalaciones de la compañía minera Freeport McMoRan en Nueva Guinea, la isla más oriental de Indonesia, causándoles graves daños, y el gobierno envió más de 500 soldados para reprimirlos, según grupos defensores de los derechos humanos.
Quince personas resultaron heridas y dos indígenas fueron asesinados, afirmaron los activistas, pero esta información no fue confirmada por fuentes independientes.
"Luchamos contra (la compañía minera) Freeport McMoRan y el gobierno porque desconocen nuestros derechos, explotan y destruyen nuestros recursos y no respetan nuestras vidas", dice una declaración de los indígenas que fue leída por activistas de Irian Jaya a IPS.
La compañía minera, con sede en Nueva Orleans, confirmó esta semana la "suspensión preventiva" de sus operaciones. Explicó que la extracción y procesamiento de oro se ha detenido, pero que la carga continúa en un puerto cercano.
"Debido al continuo vandalismo y a la violencia esporádica en Timika (una ciudad minera de las tierras bajas), Freeport decidió suspender sus actividades", dijo a IPS Greg Probst, portavoz de la empresa.
La mina de oro y cobre se sitúa en las montañas Grasberg de Nueva Guinea. La parte occidental de la isla fue denominada Irian Jaya por Indonesia cuando pasó a su control, a fines de la década de 1960.
Freeport ha sido objeto de críticas en los últimos meses debido al grave daño causado a los bosques locales de sagú por los miles de toneladas de desechos que supuestamente vierte en los ríos cada día.
Mientras, los soldados indonesios que custodian la mina fueron culpados por el asesinato de 37 personas el año último. Oficiales del ejército ordenaron a los soldados disparar contra los aldeanos, según concluyeron el mes pasado tribunales de Jayapura, la capital de Irian Jaya.
La última ola de problemas comenzó el pasado viernes cuando un miembro de la tribu dani, William Kogoya, fue atropellado por un vehículo de Freeport cerca de la localidad minera de Tembagapura. Pronto corrió el rumor de que Kogoya había muerto tras ser golpeado y tirado a un riachuelo.
En referencia al incidente, el portavoz Probst dijo que "un hombre llamado Kogoya sufrió un accidente y fue llevado al hospital, donde le curaron sus heridas y luego lo dieron de alta".
La tensión creció cuando trascendió que una mujer y su hijo fueron expulsados este domingo de un centro comercial de la localidad minera por fuerzas de seguridad de Freeport, según dijo a IPS una activista de los derechos humanos.
Como resultado, un grupo de hombres, mujeres y niños indígenas marcharon hacia Tembagapura para enfrentar a las fuerzas de seguridad de la compañía minera.
"Armados con arcos y flechas, palos y piedras, arremetieron contra la oficina de seguridad", dijo la activista. "La violencia continuó el lunes por la mañana, cuando atacaron oficinas, escuelas y el centro comercial, rompiendo ventanas, archivos, computadoras y automóviles", añadió.
El martes, otro grupo de manifestantes salió a las calles de Timika, donde atacaron vehículos e instalaciones de Freeport, así como un hotel de la compañía, según la activista.
Un boletín publicado por Tapol, un grupo de disidentes indonesios establecidos en Holanda, afirmó que miles de personas participaron de los disturbios. "Nada podía detener a las masas enardecidas", dice la publicación.
La actitud del gobierno ha sido favorable a Freeport, uno de los mayores contribuyentes del país, que representa 47 por ciento del producto interno bruto de Irian Jaya. (FIN/IPS/tra- en/pc/ral/ml/en/96)