La comunidad hondureña de Nahuaterique, en la frontera con El Salvador, constituye desde hace tres años el principal centro de discordia entre ambos países luego del fallo limítrofe que emitiera un tribunal internacional.
Ubicada en el central departamento de La Paz, Nahuaterique tiene una extensión territorial de 148,4 kilómetros cuadrados y fue parte de las zonas fronterizas que por más de cien años se disputaron Honduras y El Salvador.
Rica en recursos naturales, sobre todo forestales, la comunidad cuenta con unos 10.000 habitantes salvadoreños que se resisten a acatar la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que puso fin en 1993 al diferendo limítrofe entre los dos países centroamericanos.
Considerada como la base social de la ex guerrilla salvadoreña, los pobladores de Nahuaterique no aceptan que ahora formen parte de los nuevos territorios de Honduras y desde que se dictó la sentencia los problemas en la frontera se originan en ese sector.
Para Cruz Ramiro Perdomo, un salvadoreño de 47 años, el fallo limítrofe, "no es válido. Soy salvadoreño cien por ciento y sólo muerto podré aceptar esa determinación mundial".
"Aquí no valen las leyes, sólo las que emitimos nosotros los salvadoreños, y si fuera necesario me uniría a lo que fue la guerrilla en mi país para defender esta tierra con sangre", afirmó el campesino a la prensa local.
Su expresión es similar a la del resto de los pobladores de la zona, que para resolver cualquier problema acuden a las autoridades de El Salvador, ya que la presencia hondureña allí es "mínima".
Según voceros del gobierno de Honduras, el país ejerce una soberanía "a medias" que impide resolver con eficacia los problemas sociales y humanos originados por el fallo.
Abraham García Turcios, comisionado para los territorios recuperados, manifiesta que los principales problemas en la frontera son la tierra y el bosque.
El bosque es sometido a una tala indiscriminada, que "a vista y paciencia de todo mundo sale libremente para El Salvador".
En la zona sólo hay unos 25 efectivos militares que "no pueden impedir el tráfico de madera con balas porque se desataría una matanza que no conviene a ningún país", señaló.
Lo correcto, apuntó García, es que exista presencia de las autoridades encargadas de proteger la foresta. Sólo en diciembre de 1995, los salvadorenñs talaron cerca de 817.000 pies de madera, de acuerdo a un informe militar.
Diariamente, según reportes de la prensa local, unos 15 camiones salvadoreños ingresan a Honduras a cargar madera en forma ilegal, lo cual ha generado protestas contra Tegucigalpa.
Concepción Ramos, parlamentario por el gobernante Partido Liberal de Honduras, aseguró que la escasa presencia estatal en la zona alienta el trasiego de madera y aleroó sobre el posible agotamiento de los bosques en unos tres años.
A su vez, los militares aducen que no pueden poner un soldado por cada kilómetro fronterizo porque carecen de presupuesto.
Alegan también un "vacío" en los batallones y afirman que la defensa de la soberanía no depende de un solo sector. "La dignidad de un país se defiende en forma unida y no aislada", dijo este miércoles el jefe del Ejército, general Mario Hung.
Del lado salvadoreño, se desconoce hasta ahora la situación que viven los 3.000 hondureños que quedaron en ese país tras el fallo de la Corte de La Haya.
La sentencia, inapelable, dio a Honduras dos de los tres tercios de los territorios en disputa, así como una salida al oceáno Pacífico.
Tanto Tegucigalpa como San Salvador sostienen que el fallo originó problemas en materia de acceso a la propiedad de la tierra y de nacionalidad de los ciudadanos que habitan en las zonas limítrofes.
Honduras se niega a dar la doble nacionalidad a los salvadoreños residentes en el área aduciendo que la Cosntitución nacional lo prohíbe.
La legislación hondureña también impide a los extranjeros ser propietarios de tierras que se encuentren en una franja de 40 kilometrós a partir de la frontera.
El gobierno hondureño elaboró una propuesta para intentar solucionar esos puntos.
Mario Solano, de la comisión salvadoreña que negocia los problemas en la frontera, dijo la semana pasada que su país estudia el planteo, pero señaló que aún no es convicente.
Tanto Honduras como El Salvador admiten que el diferendo en la frontera se debe a la "ausencia" de un régimen jurídico específico.
Mientras, los habitantes del área tienen sus porpios conflictos. Mientras en la escuela de Nahuaterique los maestros enseñan los símbolos patrios de Honduras, los alumnos, en sus casas, son educados por sus padres salvadoreños en la fidelidad a su propia bandera. (FIN/IPS/tm).