HAITI: Hay optimismo en la ONU, pero temor en la población

La población de Haití teme que se produzcan brotes de violencia cuando la misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas se retire del país en junio, pero el cuerpo mundial no cree posible que resurja la actividad desestabilizadora.

A pesar de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está decidida a prevenir amenazas contra la seguridad de Haití, la responsabilidad de decidir medidas que contribuyan a una mejor seguridad pública corresponde a la ciudadanía del país, Eric Falt, portavoz de la misión de paz del organismo internacional.

"Tenemos el mandato de asegurar que no existan amenazas contra la seguridad nacional. Pero los propios haitianos deberán esforzarse en alcanzar un consenso sobre su seguridad pública", dijo Eric Falt, portavoz de la misión de la ONU.

Falt dijo a IPS que no existen posibilidades de que resurja la actividad desestabilizadora de bandas armadas vinculadas a la antigua dictadura militar después de que se retiren las tropas de mantenimiento de la paz de la ONU, previsto para fines de junio.

El Consejo de Seguridad de la ONU renovó a principios de marzo el mandato de la misión por un período final de cuatro meses, pero la decisión no redujo la inquietud de la población respecto de grupos paramilitares ligados al pasado régimen militar que podrían aprovecharse del vacío en materia de seguridad.

De todos modos, Falt dijo que no hay razón para que todo colapse después del retiro de las tropas, a pesar de que consideró comprensibles los temores de los haitianos.

"Haití continuará encaminada hacia la paz, aun si se registran dificultades en los procesos de normalización e instucionalización", dijo.

"Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU se marcharán pronto, y será para bien, aunque la nueva policía requerirá mucho tiempo para hacerse cargo de la situación", dijo Hubert, propietario de un comercio de material de construcción en Puerto Príncipe.

Para Hubert, el desarme del antiguo ejército haitiano y de los grupos paramilitares que aterrorizaron a la población durante la dictadura militar tuvo poco efecto.

El asesinato en noviembre de 1995 del policía militar Jean- Robert Feuille, integrante del gobernante Partido Lavalas, reavivó el debate respecto del desarme general. El crimen provocó tres semanas de manifestaciones en todo el territorio del país.

El entonces presidente Jean-Bertrand Aristide acusó públicamente a la misión de la ONU en Haití de incumplir su promesa de completar el proceso de desarme de ex soldados cuyo arsenal no fue confiscado cuando se produjo la disolución del ejército.

Pero Falt no cree que exista actualmente ninguna amenaza contra la estabilidad del país, si bien la población siente una creciente inseguridad que, sostuvo, procede de "elementos criminales" que actúan por su propia iniciativa en pequeñas pandillas y sin motivaciones políticas.

"Las incesantes recriminaciones y divisiones no contribuyen a la creación de un clima constructivo que propicie la seguridad pública", afirmó.

La cuestión, según Falt, es mantener condiciones indispensables para la organización de la sociedad haitiana, para que la estabilidad de las instituciones sea un hecho consumado.

El funcionario manifestó que el sentimiento de inseguridad es fuerte en el corazón de la población y que los incidentes de violencia y ataques espectaculares por parte de pandillas armadas lo alimenta.

Falt se mostró convencido de que la nueva Fuerza de Policía Nacional no puede por sí sola reducir la inseguridad si no cuenta con colaboración popular. Esto permitiría la generación de un equilibrio social que, una vez alcanzado, podría ser la solución a los actuales problemas de inseguridad.

Desafortunadamente, dijo, muchas personas se sienten autorizadas para interferir en las tareas policiales.

"Los haitianos deberán trabajar juntos para alcanzar el equilibrio. No es con divisiones ni reproches que se resuelven los problemas", agregó Falt, para quien el país podría manejarse a sí mismo, sin presencia de extranjeros.

La misión de la ONU se retirará en cuatro meses, pero las agencias del cuerpo mundial y otros países continuarán colaborando con el país caribeño.

En la segunda fase de la misión de ONU, el argelino Lakdhar Brahimi será reemplazado en su papel de conductor del componente civil por el venezolano Enrique Ter-Horst, quien fue representante especial del Secretario General del cuerpo mundial en El Salvador.

El nuevo comandante del componente militar de la misión en Haití será el general Pierre Daigle, de Canadá, quien actuó también en la antigua Yugoslavia.

Un coronel de la policía militar de Francia, Philippe Balladur, conducirá la policía civil de la misión, en reemplazo del canadiense Neil Pouliot.

Balladur implementará un entrenamiento especial para la nueva policía de Haití. A fines de este año, la fuerza deberá alcanzar los 6.399 integrantes. (FIN/IPS/tra-en/ha/tt/mj/ip/96)

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