Un incendio que devastó una discoteca cerca de esta capital y mató unas 150 personas provocó nuevas críticas a los criterios de seguridad que acompañan la acelerada construcción de edificios a lo largo de Asia.
Se estima que unos 300 estudiantes de entre 15 y 20 años que festejaban el fin del año lectivo entraron y salieron a la popular discoteca Ozone en Quezon City, cerca de Manila, donde el fuego comenzó a las 16.00 GMT del lunes y mantuvo a los bomberos ocupados hasta las primeras horas del martes.
Esta no es la primera vez en meses recientes que un incendio causa amplios daños y muertes en el sudeste de Asia, donde la rapidez es un un factor predominante sobre el cuidado y los empresarios compiten por el espacio en el floreciente mercado regional.
En los pasados siete meses, más de ocho edificios comerciales de Bangkok, capital de Tailandia, fueron enguillidos por el fuego. Las pérdidas en vidas humanas fueron mínimas, principalmente porque los incendios ocurrieron de noche, pero las financieras ascendieron a 160 millones de dólares en 1995.
Expertos en desarrollo urbano alertaron que un incendio diurno en Bangkok tendría tremendas consecuencias.
Peter Hartrong, fundador del instituto Diagnóstico de Edificios de Asia, dijo a IPS en una entrevista previa que existen "serias imperfecciones de diseño en la mayoría de los centros comerciales y tiendas" de Tailandia.
"Si estalla un fuego en horario comercial, habrá un gran desastre", dijo Hartrong, quien integra un comité del gobierno encargado de la redacción de un nuevo código de seguridad contra incendios para Bangkok.
En Manila, así como en Bangkok, rigen reglamentaciones en la materia, pero los analistas sostienen que en algunos casos son obsoletos y, en otros, se los ignora. Sin embargo, los inspectores aprueban las solicitudes de construcción, lo cual sugiere la existencia de corrupción o falta de vigilancia.
"Una tragedia de éstas nos despierta y demuestra que hay negligencia", dijo el senador Orly Mercado.
Los técnicos que combatieron el incendio entre el lunes y el martes dijeron que el local no tenía una sola salida de emergencia, lo que obligó a los jóvenes a aglomerarse ante la única puerta. La mayoría de los que logró escapar fueron internados con quemaduras.
Muchos de los estudiantes no habían dicho a sus padres que irían a la discoteca, y por eso la mitad de los cadáveres carbonizados permanecían sin identificar 12 horas después del incidente.
Además de la falta de salidas de emergencia, los bomberos destacaron como factor de riesgo el hecho en una discoteca cuya capacidad máxima es de menos de 100 personas se aglomeró más del doble. Los estudiantes aprovechaban que esa noche el precio de la bebida se había rebajado a la mitad.
El presidente de Filipinas, Fidel Ramos, dijo en el lugar del incendio este martes que se investigaría la causa del fuego para determinar las responsabilidades.
"Informen que los propietarios del local serán invitados a declarar y que, si alguno de ellos se niega, será arrestado. Este es un asunto de gran interés público", dijo Ramos a los periodistas.
"La primera tarea será determinar con toda precisión las responsabilidades. Los investigadores inspeccionarán el edificio y se verá si se cumplían los requerimientos legales de seguridad. Debemos asegurarnos de que esto no se repita", agregó.
Las especulaciones sobre la causa del incendio se centran en fallas en la instalación eléctrica. El disc-jockey Mervyn Reyes declaró que las primeras llamas estallaron en cables que pendían sobre él.
Alfredo Macapugay, ingeniero municipal de Quezon City, dijo que los dueños de la discoteca Ozone obtuvieron los permisos de construcción y que el edificio fue inspeccionado por una empresa privada a la que no identificó.
La investigación determinará si los integrantes de la firma propietaria del local, Westwood Entertainment Company, deberá responder a los cargos de "riesgo criminal o negligencia", dijo el alcalde de Quezon City, Ismael Mathay.
El incendio del martes fue el más grave en Filipinas desde el fin de la segunda guerra mundial. Según los registros oficiales, el segundo en la lista provocó la muerte de 47 personas en un hotel de Manila totalmente devastado en noviembre de 1977.
En 1987, el fuego consumió una sala cinematográfica en la provincia de Albay, al este de Manila, episodio en el que murieron 41 personas. (FIN/IPS/tra-en/pd-js/cpg/mj/pr/96)