Los líderes de la Unión Europea (UE) comenzarán el día 29 en Turín a diseñar la casa común que albergará a los 370 millones de habitantes del bloque, y discutirán la creación de la unión monetaria en 1999 y la adopción de una moneda única en el 2002.
La llamada Conferencia Intergubernamental, a la que asistirán los jefes de Estado y de gobierno de los 15 países miembros del bloque, reformará en la norteña ciudad italiana de Turín el tratado de Maastricht, de 1991, que tansformó la antigua Comunidad Europea en la UE.
Los gobernantes de las 15 naciones inaugurarán la conferencia "con la solemnidad necesaria para una gran negociación que debe configurar la Europa del siglo XXI", señaló la ministra de Relaciones Exteriores de Italia, Susana Agnelli.
La gran interrogante que precede a la cumbre, y que podría despejarse ya en la ceremonia inaugural, se refiere a la forma en que se completará la integración europea, cuyos parámetros básicos fueron fijados en la ciudad holandesa de Maastricht.
Aún se ignora si la UE volverá a discutir los objetivos establecidos en Maastricht o se limitará a considerar los tiempos de su realización, que determinarán la tercera y última etapa, de moneda única, fijada para 1999.
Francia parece inclinarse por el rígido respeto de los tiempos y de los parámetros, y su posición es compartida por Austria, Dinamarca, Holanda y Luxemburgo, cuatro países del área del marco.
Existe amplio consenso en que la integración se realizará a dos velocidades, con esas cuatro naciones a la vanguardia.
Pero el jefe del gobierno de Italia, Lamberto Dini, advirtió que la exclusión de su país, de indudable contribución a la historia y la civilización del continente, impediría forjar la Europa soñada por los grandes estadistas. El resultado no sería un sueño, sino una gran desilusión, agregó.
Dini, el canciller (jefe de gobierno) alemán Helmut Khol y el presidente de Francia, Jacques Chirac, señalaron en un documento conjunto que las dificultades temporales de un socio no deben perjudicar ni la capacidad de acción de la UE ni sus progresos.
Agnelli es partidaria de la "doble velocidad" pues, a su juicio, se debe comenzar el proceso para ahuyentar el riesgo de fracaso de la unidad europea, una eventualidad que pondría en inferioridad de condiciones al bloque frente a los grandes sistemas de América y Asia.
Según un informe preparado para el Parlamento Europeo, las mayores dificultades de adaptación a los parámetros previstos para la unión monetaria corresponderán a Grecia y Suecia, tanto en materia de déficit fiscal, que no debe superar tres por ciento del producto interno bruto, como de deuda pública, cuyo techo previsto es de 60 por ciento del mismo indicador.
Los objetivos señalados también parecen representar problemas a Bélgica, Holanda y Austria.
Los países del sur tendrán serias dificultades para reducir la inflación, que no deberá superar el listón de 3,1 por ciento. Esa meta fue fijada para 1997, al igual que las otras condiciones, aunque con un año adicional de gracia.
La comisaria europea Emma Bonino destacó la necesidad de forjar una poltica exterior común, el mercado único y la unión monetaria. En caso contrario, el proyecto de la Europa del 2000 daría origen a "un gigante económico, un enano político y un gusano militar".
Los sindicatos lanzaron su propia batalla por la modificación del tratado de Maastricht. Los sindicalistas de la UE desean que la atención no se concentre únicamente en los problemas monetarios, sino también en cuestiones sociales y en primer término, en el desempleo, que afecta a 20 millones de trabajadores.
Anne Taylor, presidenta de una alianza de 2.500 organizaciones de mujeres, observó que la revisión del tratado de Maastricht será "la ocasión ideal" para conceder prioridad al combate contra el desempleo y a la promoción de iguales oportunidades para todos.
Los obispos del Piamonte, región en que se asienta Turín, indicaron que la conferencia representa "una etapa importante hacia la construccion de una Europa abierta al mundo".
Debe evitarse que la integración de los 15 "se transforme en una fortaleza incomunicada y aislada", advirtieron los obispos piamonteses, en un documento titulado "Una casa común europea".
Al menos 12 sesiones de trabajo cumplirá el llamado grupo de "Sabios" desde la cumbre de Turín a la conferencia de Florencia, anunciada para el 21 de junio, el momento en que Italia cederá la presidencia de la UE.
Ese equipo, llamado también Grupo Fagiolo, por estar presidido por el diplomático italiano Silvio Fagiolo, trabajará sobre cuatro temas centrales.
Se trata de la libertad y la seguridad del ciudadano, que incluyen asuntos económicos y de empleo, la eficiencia y el carácter democrático de las instituciones, la búsqueda de una política exterior más incisiva y visible y una mayor flexibilidad de la UE.
La UE esta conformada por Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal y Suecia (FIN/IPS/jp/ff/ip/96).