La cuestión nacional será el eje de la negociación para la formación del futuro gobierno español y el aspecto en el cual José María Aznar, líder del Partido Popular (PP), el más votado en las últimas elecciones, deberá realizar las mayores concesiones para lograr su investidura.
Aznar ganó las elecciones generales realizadas el día 3 pero no obtuvo la mayoría suficiente en el Parlamento como para ser designado jefe de gobierno con el solo apoyo de sus diputados.
Con el respaldo de los 156 escaños del PP, frente a los 141 del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Aznar deberá formalizar acuerdos con la catalana Convergencia i Unió (CiU, 16 escaños), aunque no desprecia los que puede sellar con el Partido Nacionalista Vasco (PNV, cinco) y Coalición Canaria (CC, dos).
Las primeras rondas de negociaciones permitieron designar la mesa directiva del Congreso de Diputados, en la que estarán representados el PP, el PSOE, Izquierda Unida (IU), CiU, PNV y CC.
Sin embargo, todos los partidos coinciden en que será necesario mucho más tiempo para resolver el tema de la investidura y se cree que las negociaciones se extenderán hasta abril.
En un encuentro realizado de incógnito, este domingo, Aznar y Jordi Pujol, líder de CiU, analizaron durante más de cuatro horas la situación creada tras las elecciones y establecieron canales adecuados para avanzar en un diálogo que permita constituir el futuro gobierno de España.
Aznar entregó a Pujol un extenso documento en el que el PP desarrolló los cinco grandes puntos que considera ejes de la próxima legislatura.
El documento, elaborado por la cupula del partido la pasada semana, aspira a ser la base de los acuerdos que impulsen un Ejecutivo estable y duradero.
Según fuentes del PP, los cinco puntos en los cuales se inspiraría el acuerdo de legislatura incluye puntos sobre política europea, económica, autonómica, antiterrorista y social.
Sin embargo, nadie duda en España de que el tema estrella de la negociación y alrededor del cual se podrán o no alcanzar pactos concreto es el de las autonomías, incluyendo el de la administración única que el PP llevaba en su programa.
Atentos a esa situación, los socialistas insisten en que no pondrán ningún obstáculo para que Aznar, como líder del partido más votado, intente formar gobierno, pero advierten acerca de posibles excesos en las promesas de superación del actual "techo autonómico".
Al respecto, el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, puntualizó el viernes último que "el desarrollo autonómico español tiene límites constitucionales" y que el PSOE, como líder de la oposición, no permitirá ir más allá en la materia.
Rubalcaba añadió que toda negociación autonómica tiene "sus fronteras" y recordó que los socialistas tuvieron esos límites en cuenta en su momento.
De esa forma, el portavoz del gobierno en funciones aludió a conversaciones mantenidas los días previos entre Pujol y Felipe González respecto del apoyo que los nacionalistas catalanes podrían dar al PP para facilitar la investidura.
"Los límites del proceso de transferencia a las comunidades autónomas han sido siempre los que marcan la cohesión territorial. Aquello que afecte a la cohesión entre comunidades autónomas nos parece que no es bueno para el desarrollo de la Constitución", insistió Rubalcaba.
No obstante, ni Aznar ni Pujol formularon importantes declaraciones al concluir su larga conversación, aunque sí comisionaron a sus segundos, Rodrigo Rato (PP) y Joaquín Molins (CiU), para intensificar las negociaciones sobre la base del documento mencionado.
A su vez, ambos líderes se autoconvocaron a un nuevo encuentro en los próximos días.
La cúpula del PP cree que Pujol mantendrá su oposición a un pacto de legislatura, pero confia en que se mostrará dispuesto a alcanzar apoyos puntuales que permitirán alcanzar la investidura y mantener un gobierno estable aunque en minoría.
La estrategia de Aznar es llegar al gobierno. A partir de ahí confía en ampliar su base de sustentación a través del ejecicio de su mandato.
Mientras tanto, desde el gobierno en funciones, González augura a Aznar un gobierno breve e incapaz y ha comenzado a crear un clima proclive a la convocatoria de nuevas elecciones generales.
En un acto realizado el domingo en Linares, Andalucía, el máximo dirigente socialista vaticinó que el PP no será capaz de tomar decisiones y "muy pronto va a devolver la mayoría" a su partido, que gobernó España desde 1982.
Tanto Ciu como el PNV se apresuraron a criticar la actitud asumida por González respecto de las negociaciones que llevan a efecto con el PP y observaron que el PSOE está haciendo el mismo juego que en su día criticó al partido de Aznar.
A su vez, Manuel Fraga Iribarne, presidente de la Junta de gobierno de Galicia y ex líder del PP, se ha transformado en uno de los más importantes asesores de Aznar y en calidad de tal ha mantenido asiduas conversaciones con Pujol y otros dirigentes nacionalistas, acercando posiciones.
Fraga, quién dijo estar lejos de todo protagonismo político, apostó por el diálogo como fórmula para superar la actual situación y consideró que las bases económicas y sociales de las posiciones del PP y de Ciu están bastante más próximas de lo que estaban cuando éstos últimos negociaron con el PSOE.
Destacó asimismo que un nuevo proceso electoral significaría otro esfuerzo económico para España y recordó que "una parte de los temas de corrupción y de financiación inadecuada de los partidos procede de ahí".
En ese juego de predicciones y movidas de fichas, ningún político quiere quedar al margen de titulares y Julio Anguita, lider de IU, añadió su granito de arena en el terreno de la incertidumbre, al pronosticar "elecciones generales inmediatas" y fuertes presiones a su formación para que apoye al PSOE
En un informe al próximo Consejo Político de IU, Anguita predice que ante las perspectivas de un agotamiento de los plazos para la investidura de Aznar cabría esperar un reforzamiento de la imagen de polarización convencional entre izquierda y derecha.
También prevé que "desde algunos medios de comunicación, e incluso desde sectores del PSOE" se va a presionar a CiU para que apoye a los socialistas. (FIN/IPS/af/dg/ip/96)
