El líder del Partido Popular (PP), José María Aznar, tiene asegurada su designación como presidente del gobierno de España y negociará en los próximos días pactos para asegurar a largo plazo la estabilidad de su gestión.
El centroderechista PP recibirá el apoyo de los partidos nacionalistas moderados de Cataluña y el País Vasco y de los regionalistas de Valencia y Canarias. El PP inició conversaciones con sos grupos inmediatamente después de triunfar en las elecciones parlamentarias del 3 de este mes.
Al no lograr la mitad más uno de los diputados, el PP debió negociar el apoyo de otros partidos para que el Congreso de los Diputados designe a Aznar presidente del consejo de ministros.
Una evidencia del acuerdo se tendrá este miércoles, cuando se constituya el Congreso y sea elegida su mesa directiva.
La mesa estará presidida por el candidato del PP, Federico Trillo, a quien acompañarán dos diputados de su partido y tres del todavía gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Los tres restantes miembros de la mesa representarán a los nacionalistas catalanes y vascos y a la coalición Izquierda Unida (IU).
Para Aznar era vital asegurarse el voto de los 16 diputados de la coalición nacionalista Convergencia y Unión (CiU), que gobierna en la región autónoma de Cataluña. Esos 16 diputados, más los 156 del PP y cuatro de la Coalición Canaria (CC, que gobierna en las Islas Canarias), suman 176 votos. O sea, la mitad más uno de los 350 integrantes del Congreso.
Además, el PP tendrá el apoyo de cinco diputados del Partido Nacionalista Vasco (PNV), gobernante en el País Vasco y uno de la Unión Valenciana, un partido minoritario en la Comunidad Autónoma de Valencia.
José Antonio Durán Lleida, presidente de la Unión Democrática de Cataluña, uno de los dos partidos coligados en CiU, señaló que no cabe a su grupo otra actitud que conceder su voto a Aznar y evitar soluciones a medias, para que el PP cuente con condiciones suficientes para gobernar.
El gobierno de Aznar tendrá una clara oposición a su izquierda, con los 141 diputados del PSOE y los 21 de IU, aunque esas dos formaciones no votarán de común acuerdo en el parlamento, al menos a corto y medio plazo, según las declaraciones de sus dirigentes respectivos.
El acuerdo en gestación entre el PP y los partidos nacionalistas y regionalistas incluye temas de impuestos, de policía, de inversión del estado central en las regiones autónomas y de traspaso de competencias de la administración central a la autonómica.
Según todos los participantes en las negociaciones, el resultado será una España más plural, con el reconocimiento explícito de la diversidad de los pueblos que la integran y, al mismo tiempo, mejor y más firmemente vertebrada.
Aznar hubiese preferido un gobierno de coalición, con un pacto que cubriese los cuatro años de la legislatura, pero CiU y el PNV lo rechazaron.
"No sólo deseo estar en el gobierno, (sin que) deseo gobernar", ha dicho Aznar. El líder del PP descartó fórmulas de acuerdo a corto plazo, o a medias, e incluso los apresuramientos.
Su voluntad, ha dicho, es constituir un gobierno estable. Por eso los días previos a su investidura los invertirá en definir los pactos lo más claramente posible, para que perduren.
Acerca de los plazos para constituir el gobierno también hubo declaraciones expresas. El líder de CiU y presidente de Cataluña, Jordi Pujol, advirtió que es necesario hacerlo antes del 24 de abril, para impedir que se prolongue el interinato del PSOE.
El vicesecretario general del PP, Francisco Alvarez Cascos, acotó que sería deseable la fecha más próxima posible, pero que no cabe la precipitación, pues "antes que una buena fecha preferimos un buen acuerdo".
Una vez instalada la legislatura este miércoles, el Rey tendrá 15 días para recibir a todos los jefes de los grupos parlamentarios y consultar con ellos acerca de la designación del presidente del ejecutivo.
Al término de esas consultas, el Congreso de los Diputados votará al candidato propuesto, que deberá presentar un programa de gobierno.
Lo más probable es que en esa votación Aznar obtenga la mitad más uno de los votos. Si así no fuere, se realizaría otra votación 48 horas después y en ella bastaría una mayoría simple. Con una u otra fórmula, y lo más probable es que sea con la primera, Aznar llegará en mayo a la jefatura del gobierno.
A partir de entonces tendrá que demostrar su capacidad para gobernar, su habilidad para mantener el apoyo de nacionalistas y regionalistas, su voluntad de diálogo con los sindicatos y empresarios y encontrar alguna fórmula para solucionar el sangriento conflicto del País Vasco.
Mientras, algunos grupos que apoyarán la designación de Aznar temen que las presiones de la derecha se vuelvan insoportables para el jefe del PP.
José Carlos Mauricio, portavoz de Coalición Canaria, declaró que el principal peligro para Aznar serán "los grandes lobys económicos, los grandes centros de poder". De que resista o no, añadió, dependerá el progreso de España. (FIN/td/ff/ip/96).