Las elecciones españolas relegaron hoy a segundo plano la actividad política doméstica en Portugal y ocuparon todas las primeras planas de los periódicos y los espacios de radio y televisión.
El triunfo del candidato conservador José María Aznar fue recibido con frialdad en este país, donde en las últimas cuatro elecciones celebradas entre 1994 y 1996 (europeas, municipales, parlamentarias y presidenciales), los socialistas ganaron holgadamente.
La única expresión de regocijo provino del líder del Partido Popular (PP) portugués, Manuel Monteiro, cuya coincidencia con el español es sólo de nombre, ya que la agrupación no fue aceptada en la familia de los partidos conservadores del continente debido a su línea ultranacionalista y anti Unión Europea (UE).
El resto de los comentarios provienen de los analistas, que coinciden en apuntar las "extremas dificultades" que tendrá Aznar en formar gobierno y de los llamados "pragmáticos" que afirman que en España nada cambiará.
El célebre escritor Jose Saramago, dos veces candidato a premio Nobel de literatura, apoyado por Brasil y los afro-lusófonos, comentó que "da igual quien gane en España, porque Felipe González jamás hizo un gobierno de izquierda".
"No tengo dudas que en su foro íntimo, González es de izquierda, pero nuestros países no deciden nada, todo lo decide la UE, que a su vez recibe órdenes de Alemania, donde gobierna el senor (Helmut) Kohl, que es un conservador y ésta es la línea que él ordena para Europa", expresó el escritor.
El peso de España en Portugal ha crecido sustancialmente en los últimos 10 años y sus inversiones son mayores que las de Madrid con toda América Latina en su conjunto.
Además de ser es el principal inversor extranjero, los productos alimenticios del vecino ibérico invaden los supermercados portugueses y 61 por ciento de turistas, fuente de la principal industria lusa, son españoles. (FIN/IPS/md/jc/ip/96)