Los opositores del libre comercio han quedado al margen en la carrera electoral presidencial de Estados Unidos, pero se mantienen en sus posiciones, listos para jugar un papel decisivo en el próximo Congreso.
El candidato presidencial republicano Patrick Buchanan, el más prominente opositor del libre mercado, ha quedado atrás en las encuestas, pero los analistas advierten que sus puntos de vista aún constituyen una fuerza nada despreciable.
La profunda ansiedad de los votantes estadounidenses y el gran número de congresistas que no se postularán a la reelección dejan el espacio abierto a aquellos a favor de una política comercial más proteccionista que en enero estarán en el Capitolio, señalan los observadores.
Temiendo la reacción de los votantes, los políticos han retrasado las decisiones sobre legislación comercial, incluyendo un proyecto que otorgaría a 25 países del Caribe reducciones arancelarias similares a las del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).
Las elecciones de noviembre podrían aniquilar los esfuerzos para expandir el libre comercio y forzar la renegociación de acuerdos ya vigentes, sostienen los analistas.
Aunque la Casa Blanca resta importancia a la creciente oposición al libre comercio como mera retórica electoral, los críticos sostienen que está firmemente enraizada en la realidad económica.
"Estamos hablando de una tendencia de largo plazo", dijo Thea Lee, especialista en comercio internacional del Instituto de Política Económica (EPI), con sede en Washington, y añadió que los votantes estadounidenses reaccionarán contra el estancamiento de los salarios, la pérdida de empleos y la reducción de las corporaciones.
Una clara señal de que "no es el momento político" para el libre comercio es el creciente respaldo de republicanos y demócratas al proyecto de Ley de Responsabilidad del TLC, afirmó Karen Hansen-Khun, coordinadora del no gubernamental Grupo de Desarrollo de Políticas Alternativas (GAP).
De ser aprobada, la ley podría implicar la renegociación del pacto comercial si no se cumplen ciertas condiciones, incluyendo una dramática reducción del déficit comercial con México, que asciende a 15.400 millones de dólares.
Desde su introducción por congresistas demócratas en noviembre, la medida fue respaldada por casi 100 miembros de ambas partidos en la Cámara de Representantes y el Senado..
Además, quienes pugnan por el proyecto sostienen que tendrán el respaldo del sendador Jesse Helms, el presidente republicano del poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Aunque la oposición al libre comercio esté creciendo entre los congresistas salientes, serán los próximos quienes controlarán el debate sobre el tema en enero. Hasta ahora son 43 representantes y 10 senadores, incluyendo firmes partidarios del libre comercio, han decidido no postularse a la reelección.
No obstante, Gary Klein, asesor del Subcomité de Comercio Internacional de la Cámara de Representantes, dijo que se necesitará un gran cambio político para que el libre comercio recupere un lugar destacado en el nuevo Congreso.
Klein y otros son particularmente pesimistas en relación al proyecto que otorgaría a los países de la cuenca del Caribe paridad con los países del TLC.
Asimismo, temen los resultados de una medida que otorgaría al presidente autoridad para negociar la integración de Chile al TLC. El Congreso rechazó la medida a fines del año pasado.
Los analistas anticipan que el ataque al libre comercio ocupará un lugar de peso en las campañas de candidatos de ambos partidos. (FIN/IPS/tra-en/pz/yjc/lp/ip/96)