ECUADOR: La invasión de la comida rápida

La multiplicación de franquicias de comida rápida en Quito y Guayaquil, las ciudades más importantes de Ecuador, despierta la atención de inversionistas, consumidores y expertos en la materia.

Solamente en el último año se triplicó el número de franquicias de comida rápida en este país, con la aparición de marcas provenientes de Estados Unidos de emparedados, pizzas, helados y tacos, que se asentaron principalmente en los grandes centros comerciales, también de reciente apertura.

Todas estas empresas tienen el común denominador de ofrecer un servicio rápido a sus clientes, con recetas e ingredientes muchas veces importados, que aseguran "el éxito comprobado" del producto.

Una franquicia es la concesión del derecho de uso de una marca, bajo ciertas condiciones, que van desde el pago de derechos correspondientes, que según la marca osila entre 200.000 y un millón de dolares, hasta la ubicación del local comercial, el color de la mueblería y la preparación de los productos.

El sistema de franquicias en Ecuador fue introducido por la empresa Kentucky Fried Chicken (KFC) hace 19 años, consorcio que tiene un total de 2.000 establecimientos a nivel mundial, según informe de la revista Gestión. En Ecuador, KFC cuenta con ocho locales, cuya franquicia pertenece a una sola firma.

Según el analista económico Angel Espinoza, "el cambio de los patrones de consumo en el país hace que los expendios de comida rápida se multipliquen con éxito".

Actualmente se tramitan otras franquicias que comenzarán a funcionar en los próximos meses "y existe gran competencia entre los inversionistas ecuatorianos, que aspiran a conseguir la franquicia", apuntó Espinoza.

Para Edmundo Kronfle, propietario de Dunkin' Donuts, expendio de rosquillas que se estableció en Ecuador hace ocho meses, "la existencia de las franquicias no responde a una moda simplemente".

Cada vez hay más gente que no tiene tiempo de ir a sus hogares para comer "y las mujeres ecuatorianas, que ahora trabajan, ya no cocinan", señaló.

Sin embargo, otros especialistas, como el sociólogo Marcelo Román, sostienen que el boom de la "comida chatarra", como comúnmente se le denomina, se debe más a una moda entre los inversionistas que a una necesidad de la población.

"Hablar sobre una transformación de los patrones de consumo de la población en general carece de sentido", apunto Román.

"Los lugares de comida rápida han encontrado su mercado en la clase media, que es considerada como el más consumista" de los sectores sociales ecuatorianos, observó.

Para Román, la costumbre de comer fuera de los hogares "no es nueva". Ell se puede comprobar "observando los miles de comercios dedicados a la venta de comida preparada, que existen desde tiempos remotos", dijo.

Lo que sucedió "fue que se sectorizaron los lugares de comida".

Ahora, "las personas de escasos recursos acuden a los 'almuerzos ejecutivos' (de precios populares), las de clase media se van por la comida rápida que ofrecen las franquicias y los de altos recursos económicos se van a los restaurantes", concluyó el sociólogo. (FIN/IPS/mg/dg/pr/96).

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