Los homosexuales neocelandeses están observando con gran atención el caso de tres parejas de lesbianas que han llevado a los tribunales su batalla por el derecho a casarse, en una acción legal que podría tener un impacto decisivo en sus vidas.
El caso, presentado esta semana por el abogado de las lesbianas ante la Suprema Corte de Auckland, ha desatado un debate entre los miembros liberales de la sociedad neocelandesa y aquellos que son partidarios del casamiento solo entre parejas heterosexuales.
Una de las parejas ha hablado públicamente sobre su lucha, afirmando que su causa no está basada en una cuestión moral sino puramente legal.
Según las leyes contra la discriminación en la declaración de derechos del país y debido a que las disposiciones sobre el matrimonio en Nueva Zelandia no prohiben específicamente matrimonios entre personas del mismo sexo, las mujeres arguyen que se debería permitir su casamiento.
Margy Pearl es una ex granjera madre de dos niños que se divorció hace dos años luego de 25 de matrimonio. Ahora quiere volver a casarse pero esta vez con una mujer, Lindsay Quilter.
Ambas ya han hecho historia al convertirse en la primera pareja homosexual del país que obtiene un permiso de casamiento de un tribunal distritual. Tras ser rechazadas por una corte de Auckland, viajaron hacia North Shore donde, para su gran sorpresa, consiguieron la licencia matrimonial.
Sin embargo, un funcionario judicial las citó posteriormente y les dijo que se había tratado de un error y el permiso no era válido, por lo tanto, se les prohibió el casamiento.
Margy y Shirley declararon ahora que quieren arriesgar varios miles de dólares que han ahorrado para montar su batalla legal.
"Estamos empeñadas seriamente en este casamiento", dijo Quilter, una diseñadora gráfica de televisión que no oculta sus orientaciones sexuales desde hace 23 años. Expresó que simplemente se quiere casar con su compañera y la prohibición del matrimonio es un flagrante acto de discriminación.
"Si las mujeres ganan el caso, tendrá importantes implicancias para gays y lesbianas que decidan casarse", declaró una experta legal en cuestiones de familia.
También afectará su derecho para adoptar los hijos de cada uno, sus derechos a la herencia y la propiedad, y su jurisdicción en el caso de enfermedad o muerte de uno de los cónyugues.
Las mujeres afirmaron que no son cruzadas de los derechos homosexuales sino solamente individuos preocupados por sus condiciones legales.
Con los mismos derechos legales que las parejas heterosexuales, las mujeres afirmaron que están más que disponibles a respaldar las responsabilidades que involucran.
Ambas siguieron un caso en Australia que determinó que una co- madre lesbiana debía pagar el mantenimiento de los dos hijos de su ex compañera.
"Normas similares no pueden ser tan ajenas en Nueva Zelandia", dijo Ruth Bush, una docente de la Universidad Waikato, "porque muchas parejas homosexuales ya están en situacion familiar".
No obstante, el ministro neocelandés de Justicia, Doug Graham, declaró la semana pasada que, personalmente, no estaba en favor del casamiento entre personas del mismo sexo.
Expresó que pueden vivir juntos como les parezca, pero insistió que cree en la santidad del matrimonio entre un hombre y una mujer, y pensaba que no debería permitirse el matrimonio de parejas gay.
Si la acción legal tiene éxito, Nueva Zelandia se unirá a Suecia y Dinamarca como los únicos países en el mundo que permiten casamientos homosexuales.
Los abogados locales dijeron que Nueva Zelandia podría ir todavía más lejos dando a los homosexuales los mismos derechos que gozan los heterosexuales, una paridad de la cual carecen tanto gays como lesbianas en los dos países escandinavos.
Las parejas homosexuales en Holanda y Hawai, Estados Unidos, han iniciado batallas legales similares por el derecho a casarse. (FIN/IPS/tra-en/kc/lnh/ego/hd).
