Los cubanos mantenían su habitual calma ante la aprobación de la ley Helms-Burton por el presidente estadounidense Bill Clinton. En contraste, el oficialista diario Granma la calificó hoy de "insulto para el mundo y para la inteligencia humana".
"Demencial injerencia en los asuntos internos de terceros países" y "el mundo ante el engendro anticubano: condena unánime", tituló en primera plana el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
Promovida por los congresistas republicanos Jesse Helms y Dan Burton, la firma de la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática en Cuba" fue una de las respuestas estadounidenses a la "crisis de las avionetas".
Considerada en medios oficiales cubanos como "la última vuelta a la tuerca del bloqueo", la ley Helms-Burton pretende reforzar el embargo sobre el país caribeño y cerrar la entrada de capitales extranjeros y la ayuda de organismos internacionales.
Sin embargo, ni el paso acelerado por las dos cámaras del Congreso estadounidense ni la ratificación por Clinton este martes lograron romper la habitual calma en que transcurre la vida cotidiana de los habitantes de la isla.
Observadores locales miraron con asombro el paso de las últimas semanas sin que las autoridades cubanas convocaran a un acto de repudio o marcha del pueblo combatiente ante las oficinas de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
El derribo de dos avionetas civiles procedentes de Estados Unidos por las fuerzas aéreas cubanas, que desembocó en el último conflicto entre ambos países, no mereció hasta el momento una sola intervención del presidente Fidel Castro.
La Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) condenó la ley Helms- Burton con la inauguración de un mural humorístico en la fachada del Ministerio de Comercio Exterior, en el centro de La Habana.
"Esta es una carcajada sonora para que amigos, turistas, visitantes y todo el mundo sepa como nos reímos hoy de los que sueñan con sancionar el sol por alumbrar a Cuba", dijo Victoria Velázquez, primera secretaria de la UJC.
Para el canciller Roberto Robaina, la explicación de la tranquilidad de la población debe buscarse en el hecho de que durante más de 30 años "los cubanos se acostumbraron a vivir con el bloqueo" y hace tiempo que "se preparan para lo peor".
"Estados Unidos no tiene el menor respeto por ningún estado de este planeta y se permiten el lujo de firmar una ley que en sí misma es ilegal", dijo Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento).
Alarcón, quien presidió la delegación cubana a las negociaciones migratorias con Estados Unidos, dijo que una ley como esa nunca podría ser puesta en vigor en su totalidad y merece ser echada al cesto de la basura por mirar a Cuba con los mismos ojos de los "primitivos anexionistas del siglo pasado".
Medios oficiales cubanos centran el rechazo a la ley en su carácter violatorio de los principios básicos del derecho internacional y de todas las regulaciones de la Organización Mundial de Comercio.
Un enviado especial del Papa Juan Pablo II a Cuba, el cardenal Carlos Furno, ratificó a fines de febrero la posición de la Iglesia Catolica contra toda medida de bloqueo económico, que "afecta primero que a nadie a la población".
A diferencia de los grupos radicales, que exigen medidas para ahogar a la isla, los opositores moderados no aplaudieron el endurecimiento de una política que afecta al ciudadano medio y no ha demostrado su eficacia contra el gobierno de Castro.
La Comisión de Relaciones Internacionales del parlamento pidió al gobierno que sumara a las demandas cubanas por concepto de bloqueo contra Estados Unidos, los robos al erario público durante la dictadura de Fulgencio Batista, entre 1952 y 1958.
Esta podría ser una de las respuestas oficiales al capítulo tres de la ley Helms-Burton, que pretende dar curso legal a las reclamaciones de cubanos residentes en Estados Unidos sobre sus propiedades confiscadas en la isla.
Según el alegato presentado por Alarcón ante la Organización Internacional de Aeronáutica Civil, como un gesto de reciprocidad Cuba podría cerrar sus corredores aéreos a todas las aeronaves con matrícula estadounidense.
"Cuba no piensa alterar los acuerdos migratorios con Estados Unidos", reiteraron fuentes de la cancillería, pero coincidieron con el presidente del parlamento sobre la influencia del último paso de Clinton en las relaciones bilaterales.
"Para que pueda haber normalización, lo primero que debe hacer Estados Unidos es anular la ley, de lo contrario, jamás existirá esa posibilidad", aseguró Alarcón. (FIN/IPS/da/ag/ip/96)