CUBA: Indices demográficos propios del primer mundo

El fin de la transición demográfica en Cuba, un país que vive sus peores momentos de este siglo, parece confirmar la vieja sentencia: la vida no es en blanco y negro.

Considerado un indicador propio de países desarrollados, ese proceso no es más que el paso de altas a bajas tasas de fecundidad y mortalidad y el aumento de la esperanza de vida de una población determinada.

Desde hace más de una década Cuba integra, junto a Uruguay y Argentina, el exclusivo grupo de países latinoamericanos con una transición muy avanzada.

La isla se evitará así las consecuencias negativas del crecimiento desproporcionado del número de habitantes y enfrentará las exigencias de una población cada vez más envejecida.

Según el informe "Cuba. Transición de la fecundidad. Cambio social y conducta reproductiva", a inicios de los años 90 la nación caribeña completó su transición tanto reproductiva como epidemiológica.

El estudio, publicado en febrero en La Habana, es resultado del trabajo de especialistas cubanos y de expertos del Fondo de Población de Naciones Unidas (FNUAP) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

"El proceso de transición de la fecundidad cubana destaca tanto por la naturaleza temprana de su inicio como por su culminacion acelerada y homogenización en las últimas décadas", asegura el documento.

Sin embargo, esta realidad ha estado ausente en la mayoría de los análisis comparativos internacionales, señalan los especialistas.

"El caso cubano es un ejemplo aleccionador tanto para la reflexión analítica como para la formulación de estrategias relacionadas con la población y el desarrollo", consideran.

Los inicios del proceso se remontan a las primeras décadas de este siglo, cuando llegaron a la isla 1,3 millones de inmigrantes provenientes en su mayoría de Europa.

Para ese entonces la población cubana alcanzaba sólo 1,5 millones de habitantes, según las estadísticas.

"Hay momentos en que parece que los cubanos son extranjeros en su propia tierra", escribió sobre esa época el demógrafo Juan Pérez de la Riva.

Los inmigrantes, en su mayoría españoles, importaron patrones reproductivos moderados, que de forma paulatina fueron incorporándose a los nacidos en la isla, sobre todo en las grandes ciudades.

A finales de los años 50 la población urbana de Cuba superaba 55 por ciento del total, la tasa de alfabetización alcanzaba 76 por ciento y la esperanza de vida al nacer registraba un aumento de 38 años a inicios de siglo a 59, 12 años por encima del promedio de la región.

Según el censo de 1953, la fecundidad y la mortalidad infantil de Cuba eran las más bajas de América Latina y el Caribe, niveles que serían alcanzados por la mayoría de los países de la región sólo 40 años después.

Desde finales de los 50 a mitad de los 60 se produjo un incremento en los nacimientos, asociado con las expectativas sociales abiertas por la llegada al poder de Fidel Castro.

Esa alza en el número de nacidos fue acompañada "por uno de los avances en la transición demográfica más acelerados y homogéneos de la historia contemporánea" en materia de población.

Entre 1962 y 1968 se registró un descenso de la mortalidad infantil y en 1969 una explosión provocada por la incidencia de algunas enfermedades infecciosas. Hasta 1970 no se recuperaron los niveles de fecundidad previos al período de auge de los nacimientos.

En el decenio 1970 y 1980, la isla vio descender sus niveles de fecundidad y de mortalidad infantil a menos de la mitad, con una reducción simultánea de las disparidades territoriales y sociales, que la sitúan entre los países de menor inequidad demográfica, señala el estudio.

Estas tendencias determinaron que la fecundidad total de la isla se situara ya desde 1978 y por primera vez por debajo del nivel de reemplazo de la población.

La fase acelerada de la transición demográfica se produjo en los dos últimos decenios tras profundas transformaciones cualitativas en los ppaeles educativos y productivos de la mujer, indica el estudio.

La etapa se caracteriza por pronunciados descensos de la fecundidad y la mortalidad acompañados de una creciente homogenización de la conducta reproductiva en todos los grupos sociales.

A juicio de los demógrafos en este período se observa también una reducción de las disparidades territoriales de la mortalidad infantil luego de perceptibles avances alcanzados por la población rural.

De acuerdo con el estudio, "la fecundidad descendió desde una cúspide de 4,7 hijos por mujer en 1963 a una cima de 1,5 en 1992".

Entre los principales factores determinantes de este cambio los expertos ubican la generalización del acceso y el uso de métodos anticonceptivos y el incremento del aborto, despenalizado en la isla desde 1965.

Fuentes especialiadas aseguran que una peculiaridad del caso cubano es que la fase culminante de la transición se cubrió a un ritmo acelerado sin que hubiera una política explícita de regulación de la fecundidad, con objetivos demográficos específicos.

Sin embargo, expertos consideran esta ausencia sólo formal, pues "los componentes habituales de políticas de planificación familiar formaron parte, de algún modo, de los proyectos para la salud y la educación".

Las políticas sociales con contenido no explícitamente demográfico redujeron las inequidades reproductivas, pero no pudieron evitar que se observen grados de desigualdad entre las mujeres con menor nivel de instrucción y las adolescentes.

Comparada con otros países de América Latina como Perú, Republica Dominicana, Ecuador, Colombia, Jamaica, Costa Rica y Trinidad y Tobago, Cuba registra el menor grado de inequidad reproductiva, señala la investigación.

De acuerdo con previsiones de Naciones Unidas, la región no alcanzará en promedio los niveles de fecundidad actuales de Cuba hasta el primer decenio de la próxima centuria.

Entre las perspectivas demográficas de la isla, las proyecciones indican un ligero aumento de la fecundidad a partir de la primera década del siglo XXI hasta recuperar el nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer), que se sostendrá hasta el 2025.

La población cubana estaría creciendo a un ritmo lento en las próximas décadas hasta alcanzar un nivel estacionario cercano a los 13 millones de habitantes en el 2025, aseguran documentos de las Naciones Unidas. (FIN/IPS/rs/dg/pr/96)

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