Cuando Miko Tripalo, el carismático líder del movimiento comunista reformista de Croacia de 1970-71 murió en diciembre, el presidente Franjo Tudjman no envió condolencias a su familia.
Los comentaristas explicaron el gesto como una tácita condena al persistente rechazo de Tripalo a la agenda nacionalista de la Unión Democrática Croata (UDC) de Tudjman.
La clave para el comportamiento de Tudjman, no obstante, es su persistente obsesión por ser el único creador del nuevo Estado croata independiente, sin reconocimiento de sus antecesores reformistas e intelectuales que contribuyeron con la primavera croata a comienzos de la década de 1970.
Aunque Tudjman se equivocó al negar la contribución de Tripalo a las ideas y acciones que crearon una Croacia independiente, estuvo en lo cierto al negar la parte de Tripalo en la creacion de la Croacia actual.
Las Croacias de Tripalo y Tudjman difieren en tantos aspectos que no es sorprendente que Tudjman no demostrara cortesía en su funeral. En efecto, el observador objetivo puede descubrir toda la tragedia de la lucha actual de Croacia en este incidente simbólico.
No fue hasta las elecciones parlamentarias de 1995 que el público croata enfrentó la pobreza de las excusas de Tudjman por no crear "una democracia europea" al fundar las instituciones de un Estado soberano.
Como resultado de su inesperado fracaso en el intento de ganar dos tercios de la mayoría en la Cámara de Representantes necesaria para modificar la Constitución y aumentar sus poderes presidenciales, y su pérdida de control de Zagreb y sus dominios, su máscara ha caído.
Incluso los medios públicos, rígidamente controlados, y las oficinas estatales dominadas por la UDC no pueden esconder la meta del proyecto de Tudjman, -la sustitución de un sistema comunista totalitario por una ideocracia nacionalista donde los limitados pasos de una coreografía democrática den cabida a las críticas de países e instituciones occidentales relevantes.
La respuesta de Tudjman a esta victoria pírrica en las elecciones de 1995 fue establecer un gran Consejo Presidencial en adición al existente Consejo de Defensa y Seguridad Nacional.
Para su pseudoparlamento designó casi 300 dignatarios. Pronto un puñado de figuras no miembros de la UDC, incluyendo a ambos vicepresidentes opositores de la Cámara de Representantes, se negaron a actuar simultáneamente como parlamentarios electos y asesores privados de Tudjman, en especial porque la medida viola la división de papeles parlamentario, judicial y ejecutivo.
En Zagreb, donde la coalición de centro de siete partidos de oposición derrotó con 65 por ciento de los sufragios a la UDC, que obtuvo 35 por ciento de los votos, Tudjman intentó superar el resultado impidiendo que las asambleas ciudadana y de condados se reunieran para elegir al alcalde y al presidente de ambos gobiernos locales.
Antes de la primera sesión, envió un mensaje diciendo que no aceptaría "la creación de una situación opositora en la capital", y utilizó cada ocasión para atacar a la coalición victoriosa y a su dirigencia.
Su partido boicoteó la primera sesión del 2 de diciembre, de modo que ambas asambleas carecieran de los dos tercios necesarios para tomar decisiones, según una polémica ley de la cámara ya caída en desuso.
Los delegados de la coalición opositora realizaron de todos modos sus sesiones y eligieron a ambas autoridades, Goran Granic (Partido Social-Liberal Croata) como alcalde y Zdravko Tomac (Partido Socialdemócrata) como presidente de ambas asambleas.
Pero el gobierno nacional de la UDC vetó sus decisiones, por lo cual la coalición de oposición se presentó ante la Corte Constitucional. La corte rechazó la apelación, pero obligó a todos los miembros de ambos cuerpos a asistir a la nueva sesión constituyente del 2 de enero.
En las reanudadas reuniones constitucionales, ahora con capacidad de quórum, el procedimiento electoral se repitió con el mismo resultado.
La votación fue seguida de una conferencia de prensa de los tres vicepresidentes de la UDC, quienes aseguraron que Tudjman no confirmaría la elección de los miembros electos de la oposición, y advirtieron a la coalición que "los partidos marginales y sus personalidades serán responsables de la emergente crisis política en el país".
Ahora, si el presidente Tudjman ejercita su derecho constitucional para no reconocer a individuos electos, la coalición de oposición podría reemplazarlos por otros candidatos, y arriesgar otro rechazo, ya que el presidente insiste en que el alcalde de Zagreb debe provenir de la UDC, el único partido mayoritario.
Tudjman no sólo ignora el hecho de que la coalición opositora participó en la elección de octubre de 1995 como cuerpo político único, pero también que el respaldo que logró del electorado lo obliga a seguir la voluntad democrática de los votantes.
Es por esto que ahora resulta claro que la triunfante exclamación poselectoral de Tudjman "Tenemos Croacia" significaba "Yo poseo Croacia".
Lamentablemente, el ambiente en Croacia y la vecina Bosnia- Herzegovina proporcionaron a Tudjman la posibilidad de vender con éxito su marca de nación-Estado, con los tres rasgos claves del anterior sistema ligeramente renovados.
Con éxito ha impulsado el colectivismo nacional en lugar del ideológico, la limpieza étnica como alternativa a la lucha de clases comunista, y el paternalismo de "Padre de la Patria" para reemplazar al "Mayor Hijo de Nuestros Pueblos ", como una vez fuera oficialmente llamado Josip Broz Tito.
Todo esto vestido en la bandera de la "democracia real", adaptada para hacerla "apropiada a nuestras condiciones", del mismo modo que el socialismo real fue inventado para dar una idea histórica de una parodia ahistórica.
En tal atmósfera, la principal cuestión política de Croacia es dónde trazar la línea entre los sueños perdidos de 1990 y la realidad.
Esta última fue opacada por la promoción de Tudjman en Estados Unidos como uno de los socios clave del presidente Bill Clinton en el logro del acuerdo de Dayton.
El público croata ve esta situación cada vez más como el permiso de "una dictadura aceptable". Las señales son simples y directas: la aversión de Tudjman al diálogo con su propio pueblo es abiertamente ignorado.
También se ignora la oposición interna a su versión de la guerra civil contra las minorías, étnicas o de otro tipo.
Al comienzo de la agresión serbia contra Croacia, Occidente no reconoció los hechos y fracasó en prevenir un desastre que no dejó inocentes.
?Van los mismos países a mantener una actitud pasiva y observar cómo su socio en los Balcanes traiciona los principios y valores sobre los cuales erigieron su superioridad?
– – Stjepo Martinovic es secretario general del Partido Popular Croacia y columnista del diario Vjesnik. Este artículo fue entregado a IPS por el Institute for War and Peace (IWPR) de Londres, editor de la revista WarReport. (FIN/IPS/tra-en/wr/rj/lp/ip/96)