– Un claro acento en la rápida constitución de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) y en el incremento de la cooperación bilateral entre los lusófonos fue la tónica dominante de los primeros pasos del nuevo presidente de Portugal, Jorge Sampaio.
Sampaio, que asumió el sábado la primera magistratura en reemplazo del dos veces mandatario Mario Soares, optó el domingo por dar una señal clara en este sentido, al invitar al grupo de lusófonos en su primer día de mandato a un almuerzo de gala en el palacio presidencial de Belem.
Al encuentro asistieron los presidentes de Angola, José Eduardo dos Santos, de Cabo Verde, Eduardo Mascarenhas Monteiro, de Guinea- Bissau, Joao Bernardo Vieira, de Santo Tomé- Príncipe, Miguel dos Anjos Trovoada, el primer ministro de Mozambique, Pascoal Mocumbi y el ex presidente de Brasil Itamar Franco.
Mientras el ex presidente socialista Mario Soares ocupó el cargo durante diez años con Portugal gobernado por el liberal de centro derecha Aníbal Cavaco e Silva, Sampaio se encuentra en posición cómoda: el gobierno y el parlamento son dominados por su partido.
En la cumbre lusófono informal, en la que estuvieron ausentes, por otros compromisos internacionales, los presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de Mozambique, Joaquim Daniel Chissano, participaron el primer ministro Antonio Guterres y el presidente del parlamento, Antonio de Almeida Santos.
Los analistas coinciden este lunes en apuntar que tanto el presidente luso como el gobierno y el parlamento, están decididos a iniciar una era de cooperación efectiva con los otros seis países de lengua portuguesa, a diferencia del mero intercambio comercial del anterior ejecutivo.
Esta proyectada cooperación pasa por el cumplimiento del anuncio de Guterres el propio día de su elección, cuando reveló que "Brasil y los países africanos de lengua oficial portuguesa (PALOP), serán la prioridad de las prioridades en la política exterior de Lisboa".
Guterres contará con el apoyo de un Sampaio que pese a pensar que "el destino de Portugal se juega en Europa", es un profundo defensor de lo que describió en su discurso de asunción como "el papel histórico" de su país en "un mundo donde más de 200 millones hablan portugués".
El esfuerzo de la diplomacia lusa se centrará ahora en la CPLP, un proyecto del ex ministro de Cultura de Brasil, José Aparecido de Oliveira, que a semejanza del "Commonwealth" británico, fomentará la cooperación entre los 219 millones que en el mundo usan el portugués.
La idea central, dijo a IPS Aparecido de Oliveira, "es fomentar la cooperación política, técnica, científica, comercial, económica, cultural, de formación universitaria y parlamentaria, entre iguales", sin beneficios especiales para "el gigante lusófono" Brasil o desmedro para el pequeño Santo Tomé-Principe.
Esta cooperación, de acuerdo al ex ministro brasileño, no será sólo en los siete países, sino que en el ámbito de la preservación de la lengua y la cultura, pretende incluir los territorios lusófonos del Asia que hoy hacen parte de países soberanos de otras lenguas.
El plan CPLP contempla la formación de cuadros e institutos de lengua portuguesa en Goa, Diu y Damao (India), en Timor Oriental (invadido por Indonesia en 1975), en Macao (que Portugal devolverá a China en 1999) y hasta en lo que Aparecido de Oliveira describe como "reliquias étnicas lusófonas" del Estrecho de Malaca (Malasia).
El plan brasileño fue aceptado y endosado de buen grado por un Portugal consciente que la modestia de su tamaño y de su economía le impiden convertirse en lo que Gran Bretaña es respecto a los anglófonos, mientras los PALOP lo apoyaron sin reservas.
El calendario contempla la reunión constitutiva de jefes de Estado y de gobierno de los siete países, en principio decidida para el primer semestre de este año en Lisboa.
Aparentemente, todo marcha sobre ruedas. Sin embargo, existieron algunos escollos que impidieron la anterior realización de la cumbre lusófona, dos veces postergada en 1995, y algunos inconvenientes que podrán ensombrecer su concreción.
Los inconvenientes anteriores desaparecieron el sábado cuando Soares entregó la banda presidencial a Sampaio. En ese preciso instante el angoleño Dos Santos retiró sus objeciones.
La inasistencia de Dos Santos a la cumbre de Lisboa de junio 1995, comunicada a última hora "por problemas de agenda", fue en verdad debida a la presunta aunque siempre desmentida simpatía de Soares por Jonas Savimbi, líder de la opositora Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA).
Sin embargo, el problema puede aparecer ahora en el propio país autor del proyecto.
Mientras Portugal y los PALOP describen "el drama de Timor Oriental" como asunto "prioritario"para sus diplomacias, el nuevo Brasil de Cardoso y su canciller, Luis Felipe Lampreia, miran con ojos pragmáticos su relacion con Indonesia.
En efecto, por primera vez en 20 años, el gobierno de Itamar Franco condenó públicamente a Jakarta por la invasión de 1975, que se saldó con la muerte de un tercio de los 650.000 habitantes de la ex colonia portuguesa del archipiélago de Java.
Más aún, Aparecido de Oliveira, representante de Brasil en Portugal hasta el año pasado, invitó oficialmente a una reunión de embajadores lusófonos a José Ramos-Horta, coordinador de la resistencia timorense, y describió al portugués como "lengua de la resistencia" en la isla que hoy es la 27 provincia indonesia.
Su actitud y declaraciones fueron apoyadas sin reserva por Itamar Franco y por su ex canciller, Celso Amorim, quien a su paso por Lisboa el ano pasado, dijo a IPS: "lo que dijo el embajador Aparecido de Oliveira es la postura oficial de Brasil".
Meses más tarde, tras el cambio de gobierno, Cardoso y Lampreia visitaron Portugal y anunciaron que en verdad era mejor "no irritar a Indonesia", declaraciones que la prensa local calificó de "pragmatismo comercial insensible".
A la luz de estos hechos, el futuro de la CPLP dependerá de Brasil, que con sus 160 millones de habitantes, representa 70 por ciento de los lusófonos, lo que le da una fuerza que Portugal no tiene.
A la vez, al colocar todas las cartas sobre la mesa, Brasil deberá necesariamente recordar que para los otros seis países, el tema de Timor no es negociable.
Dejar Timor Oriental fuera de la CPLP significará para Fernando Henrique Cardoso obtener frutos en la relación con Jakarta.
Pero por el contrario podría poner en causa la proyección histórica del liderazgo de su país en un mundo lusófono, donde el peso de los africanos es escaso, mientras Brasil es la décima economía mundial, y es 16 veces mayor en población y cien veces mayor en territorio que Portugal. (FIN/IPS/md/jc/hd-ip/96)