El presidente de Colombia, Ernesto Samper, condenó hoy la ola de violencia desatada en diversas zonas del país, pero insistió en la necesidad de continuar dialogando con la guerrilla.
Una docena de agentes de la policía fueron asesinados en las últimas horas por las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Lamentando esos nuevos actos de "barbarie" de la guerrilla, Samper reiteró este miércoles la voluntad de su gobierno de proseguir en la búsqueda de "fórmulas concretas que conduzcan al entendimiento y la convivencia pacífica entre los colombianos".
La "insurgencia debe demostrar con hechos reales su verdadera voluntad de paz", destacó, considerando que esas pruebas han sido hasta ahora "escasas".
Los ataques insurgentes se presentaron al amanecer de este miércoles en los departamentos de Sucre, Caquetá y Santander.
En uno de ellos, integrantes del 35 Frente de las FARC atacaron la población de Chalán (Sucre) y dieron muerte a 11 policías.
Otro frente del mismo grupo atacó a su vez el puesto antinarcóticos del municipio de Miraflores, en el departamento de Guaviare, y otro asesinó al comandante de Policía de Puerto Rico, en Caquetá.
También resultó muerto el director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Barrancabermeja y fueron quemados cuatro buses urbanos en Bogotá.
Los altos mandos militares aseguraron que los ataques de Miraflores y Puerto Rico fueron ejecutados por guerrilleros pagados por el narcotráfico.
El subdirector de la Policía Nacional, Eduardo Montenegro Rinco, dijo que «en algunos casos no hubo colaboración ciudadana" con la policía.
En el ataque al cuartel de Policía de Chalán, precisó, "la población local sabía que se iba a producir la acción subversiva y no informó a las autoridades». (FIN/IPS/amg/dg/ip/96)