La alta tensión en el estrecho de Taiwan amenaza destruir el equilibrio estratégico en Asia y promover una carrera armamentista en ese continente, advirtieron funcionarios y analistas estadounidenses.
Los misiles balísticos disparados por China a objetivos situados a sólo 30 kilómetros de Taiwan congregan nubes de tormenta sobre el "siglo del Pacífico" anunciado hace 12 años por el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.
"Veo a Estados Unidos y a nuestros vecinos del Pacífico como naciones del futuro, que avanzan hacia la construcción de economías de dinámico crecimiento y un mundo seguro", dijo Reagan en 1984 ante influyentes expertos estadounidenses en política internacional.
Los hechos se produjeron más o menos como lo predijo Reagan. El alto crecimiento de China en la última década encabezó en la última década el auge económico de Asia oriental, y el comercio en el área del Pacífico supera el intercambio entre América del Norte y Europa.
"Al observar la corriente de prosperidad en Asia veo las semillas de la renovación estadounidense", manifestó el Secretario de Estado de Estados Unidos, Warren Christopher, antes de la presente crisis.
Pero las predicciones parecen sucumbir entre el estruendo de los misiles M-9 lanzados por China y el duelo verbal entre Washington y Beijing.
La tensión en curso tiene origen en el temor de China a que una democrática Taiwan aspire a su independencia bajo la protección de Estados Unidos. Pero eso es tan sólo un fragmento del inquietante panorama de Asia oriental.
En efecto, el pronóstico de Reagan debe ser revisado también a la luz de las reclamaciones territoriales de China en otras zonas de Asia, del posible colapso de Corea del Norte, de la histórica enemistad de China y Corea con Japón, y del aumento del gasto de defensa en la región.
El contencioso estallado el año último entre China y Filipinas por islotes del Mar Meridional de China tomó de sorpresa a analistas estadounidenses, y la pública disputa entre Tokio y Seul acerca de la pequeña isla de Takeshima tuvo el impacto de un "shock".
El equilibrio en Asia oriental "es más frágil que lo que se creía", dijo Robert Manning, un experto en Asia de la administración de George Bush (1989-1993). "Hay mucha animosidad" en esa zona, agregó.
Los inversionistas estadounidenses confían en que el reelecto presidente taiwanes Lee Teng-hui intente disipar las nubes de tormenta, aunque la onda expansiva de los misiles chinos se siente en todo el mundo.
"Al disparar misiles balísticos cerca de la costa de Taiwan, China ha sembrado la semilla de una nueva e inquietante carrera armamentista en Asia", advirtieron militares y funcionarios del Ministerio de Defensa.
Ese fue el enunciado de un artículo del diario Los Angeles Times. La crisis precipitó a funcionarios de defensa, desde Seúl hasta Singapur, sobre los catálogos de oferta de armas, advirtió el periódico.
Simultáneamente, la mayoría republicana en el Congreso de Estados Unidos votó apresuradamente resoluciones para exhortar al presidente Bill Clinton a defender Taiwan en caso de ataque. Y el secretario de Defensa, William Perry, destacó haber enviado dos portaaviones en febrero a aguas cercanas a Taiwan.
Los gobernantes chinos "deben saber, y nosotros debemos recordarles, que si bien disponen de un gran poderío militar, la principal potencia del Pacífico occidental es Estados Unidos", indicó Perry.
Así mismo, el secretario de Defensa aprobó la venta a Taiwan de misiles antiaéreos "Stinger" y un avanzado sistema de navegación y disparo para aviones de guerra fabricados en Estados Unidos.
Perry comunicó el viernes que Washington no aceptará recibir al ministro de Defensa de China, general Chi Haotian, cuya visita, prevista originalnente para el próximo mes, "no sería apropiada en el clima actual".
Las relaciones entre Beijing y Washington, plagadas de altibajos desde la represión en China del movimiento por la democracia de 1989, se encuentran ahora en difícil momento, y los acontecimientos pueden afectar a toda Asia.
Casi nadie considera la posibilidad de un inminente estallido de hostilidades entre China y Taiwan, aunque el jefe de inteligencia de Washington, John Deutch, advirtió públicamente la semana última el riesgo de que "un accidente o un fallo de cálculo" provoque la guerra.
Altos funcionarios y analistas estadounidenses creen que la política de "compromiso de máximo alcance" sostenida por Clinton ante China no podrá subsistir en caso de que Beijing cvontinuara sus prácticas intimidatorias después de las elecciones celebradas el sábado en Taiwan.
El secretario del tesoro, Robert Rubin, observó que el Congreso no concederá probablemente este año su aval para mantener el estatuto de China como nación más favorecida en el área comercial.
Stanley Roth, hasta hace poco máximo experto en Asia en el Consejo Nacional de Seguridad, señaló que Estados Unidos podría optar ante China por la política de "contención", la doctrina estratégica aplicada ante la Unión Soviética durante la guerra fría.
Pero Manning opinó que la contención no daría resultado frente a China, puesto que, a diferencia de lo que ocurría en Europa, Washington no cuenta con muchos aliados firmes en Asia.
Al respecto, los expertos creen que, pese a sus íntimos lazos con Taipei, Japón no autorizaría tal vez a Estados Unidos el empleo de la isla de Okinawa como base para responder al eventual ataque de China contra Taiwan.
Pero si Washington no intentara defender a Taiwan, "Japón se sentiría traicionado", de acuerdo con James Przystrup, director de estudios de Asia en la derechista Fundación Herencia, de esta capital.
Una débil reacción estadounidense ante la hipotética ofensiva militar de China sobre Taiwan determinaría a Japón a rearmarse, una perspectiva que transformaría las relaciones en Asia, dijo Przystrup.
"La cuestión de Taiwan tiene poder para derribar por completo el equilibrio estratégico en Asia y el Pacífico", agregó.
Algunos analistas creen que la interdependencia económica de China y Taiwan resta todo sentido a la hipótesis del estallido de la guerra. Las inversiones taiwanesas en China suman 24.000 millones de dólares y han contribuido al espectacular crecimiento económico de ese país.
"Sería como matar la gallina de los huevos de oro", destacó un funcionario. A su juicio, la misma metáfora puede aplicarse a todo eventual conflicto entre naciones de Asia oriental.
"Pero si el cálculo de costos y beneficios pudiera impedir el estallido de las guerras, muy pocas se habrían librado" en el mundo, replicó Edward Luttwak, un analista conservador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, de Washington. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/ff/ip/96).