La actual tensión en el estrecho de Taiwan obliga a Corea del Sur a dirigir un ojo al sur y otro al norte, pues Seúl prevé la posibilidad de que el hostigamiento militar de China sobre Taiwan tenga consecuencias en su contra.
Como otras naciones asiáticas, Corea del Sur considera que las demostraciones de fuerza bélica de Beijing constituyan señales de alarma respecto de una política expansionista del gigante asiático y de otros países comunistas de la región.
"Estas demostraciones de poderío militar provocaron en los países más cercanos el temor de que China se convierta en un matón armado", escribió Mary B. Kim, comentarista política del diario The Korea Herald.
Pero a Seúl también le preocupa que la comunista Corea del Norte considere que ésta es una buena oportunidad para lanzar un ataque fronterizo cruzado hacia el sur.
"Las manifestaciones militares de China dejan en Corea del Sur un sentimiento de vulerabilidad e inseguridad. Es difícil comparar las relaciones entre China y Taiwan y entre las dos Coreas, pero la ideología que guía ambos conflictos son similares", dijo un funcionario surcoreano en Tokio.
En 1950, cuando el régimen comunista de Corea del Norte intentó reunificar la península por la fuerza, China respaldó a Pyongyang contra las fuerzas de las Naciones Unidas encabezadas por Estados Unidos en el sur, lo cual condujo a la demarcación de límites de 1953.
"Las amenazas de China podrían envalentonar a las autoridades de Corea del Norte para dirigir ataques similares a Corea del Sur", según el funcionario.
A pesar de los florecientes vínculos económicos que unen a China con la prooccidental Corea del Sur en años recientes, Beijing mantiene una amistad estrecha con Pyongyang.
La confianza de Corea del Sur en las perspectivas de paz de la dividida península aumentó cuando el presidente de China, Jian Xemin, realizó una visita oficial a Seúl en noviembre de 1995, la primera del un gobernante de Beijing al país.
En ese entonces, Jung-Hoon Lee, analista de política exterior de la Universidad Yonsei de Seúl, dijo que la visita significaba la "consolidación política" de los vínculos entre antiguos enemigos establecidos recién en 1992.
"Las manifestaciones políticas de Jiang en cuanto a que China se preocupa por los asuntos de Corea del Sur constituyen un importante freno al aventurerismo de Corea del Norte", sostuvo Lee.
Seúl tiene gran valor para Beijing en materia económica. En sólo tres años, China se convirtió en el tercer socio comercial de Corea del Sur.
El comercio bilateral creció 40 por ciento anual, de 4.400 millones de dólares en 1992 a 11.200 millones en 1995. Lee prevé que ese volumen alcanzará 20.000 millones de dólares este año.
Las inversiones directas de Corea del Sur en China se multiplicaron por cuatro desde 1992. En 1994, representaban 2.000 millones de dólares repartidos en 2.332 contratos.
Los dos países se asociaron para la fabricación de automóviles, aviones civiles, productos del sector de telecomunicaciones y reactores nucleares.
Pero, más que los aspectos económicos, Corea del Sur confía en que China, un "hermano mayor" de los países de la región, juege un papel clave en la estabilización de sus relaciones con Corea del Norte.
No obstante, Beijing muestra los dientes en el estrecho de Taiwan y provocó con esa actitud la preocupación de Seúl en cuanto a que la será la ideología, y no la economía, lo que determine las acciones de China, bajo la influencia de los generales nacionalistas del ejército.
Según los analistas, el ruido de sables fomentará el nacionalismo en la política y económicamente inestable Corea del Norte, que continúa rechazando los gestos de reconciliación se Seúl.
Katsumi Sato, del Instituto de Investigaciones sobre la Corea Moderna, dijo que los juegos de guerra de China en el estrecho de Taiwan sólo sirven para alertar a los surcoreanos sobre la inacabable amenaza que representa para ellos el régimen comunista de Pyongyang.
"Las advertencias militares de China recordaron a Corea del Sur y al resto de los países del este asiático que un gobierno comunista se apoya en su fuerza militar para la resolución de conflictos, y que Corea del Norte no es la excepción", sostuvo.
La beligerancia de China es considerada una navaja de doble filo en Seúl, que advierte consecuencias negativas y positivas en el envío de dos portaviones por parte de Estados Unidos a las cercanías de Taiwan para proteger al país insular en la eventualidad de un ataque.
"Seúl dio la bienvenida a la fuerte respuesta estadounidense que, suponen, mostró a los países comunistas como Corea del Norte la importancia del vínculo entre Washington y sus aliados de Asia oriental", explicó Masao Okogoni, experto de la Universidad Keio de Japón.
"Muchos sienten que Pyongyang no ignorará la necesidad de profundizar la cooperación con Corea del Sur y desarrollar vínculos con Washington", agregó. (FIN/IPS/tra- en/sk/cpg/mj/ip/96)